El Tren Maya, uno de los proyectos emblemáticos del gobierno de México, enfrenta serias dudas sobre su viabilidad financiera. Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tecnológico de Monterrey, estima que podrían pasar hasta 46 años antes de que el tren genere utilidades, siempre y cuando opere a su máxima capacidad y sin considerar los costos de mantenimiento.
Un Proyecto Con Costos en Ascenso
Desde su concepción, el Tren Maya ha visto un aumento exponencial en su presupuesto. “Se planteó con un costo de 125,819 millones de pesos, pero hoy la cifra supera los 500 mil millones. Los beneficios deben reproyectarse con la misma metodología con la que la Secretaría de Hacienda justificó el proyecto”, explicó Tenorio en declaraciones a TvAzteca. Este descontrol en los costos pone en duda su viabilidad y aumenta el riesgo de que el proyecto se convierta en un “elefante blanco”.
Baja Ocupación Y Falta de Promoción
A pesar de la expectativa generada, la ocupación del Tren Maya sigue siendo baja. Un comerciante de la zona comentó que “ahorita mayormente tenemos gente local y uno que otro extranjero, apenas un 2%. Hay poca publicidad del tren y muchas personas ni siquiera saben las rutas”. Esta situación podría afectar aún más la rentabilidad del proyecto en el corto y mediano plazo.
Impacto Limitado en Comunidades Mayas
El proyecto ha sido criticado por no responder a las necesidades reales de las comunidades indígenas. “No es tren y no es maya, porque no es para el pueblo maya. No cubre nuestras necesidades de movilidad ni de trabajo”, señaló Ángel Sulub, del Centro Comunitario Maya U Kúuchil k ch’i’ibalo’on. La falta de conexión con las demandas de la población local aumenta la incertidumbre sobre su éxito.
Problemas Legales Y Ambientales
El Tren Maya también enfrenta obstáculos legales. Recientemente, un tribunal suspendió de manera definitiva la construcción de los tramos 5 Norte (Cancún-Playa del Carmen), 5 Sur (Playa del Carmen-Tulum) y 7 (Escárcega-Chetumal). A pesar de que la manifestación de impacto ambiental (MIA) fue autorizada, aún se requieren estudios geológicos, geohidrológicos y geofísicos para cumplir con las normativas ambientales.
El futuro del Tren Maya sigue siendo incierto. Con costos desbordados, poca ocupación y problemas legales, el proyecto enfrenta grandes desafíos para justificar su inversión. Su viabilidad dependerá de cómo el gobierno afronte estas dificultades y logre generar un impacto positivo en la región.