Un Nuevo Enfoque Hacia México
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ha considerado dos posibles escenarios respecto a una eventual nueva presidencia de Donald Trump. El primero plantea que Trump retomaría una postura de confrontación hacia México como parte de su estrategia electoral interna, reactivando operativos contra migrantes, reforzando el muro fronterizo y recrudeciendo la narrativa contra los cárteles.
El segundo escenario, que empieza a tomar fuerza, sugiere lo contrario: ante un contexto global marcado por conflictos armados, Trump podría optar por una relación más funcional y estable con México, especialmente en temas comerciales y económicos. En este panorama, México pasaría de ser blanco político a pieza clave en el tablero estratégico de Estados Unidos.
Guerra Y Presión Económica Para Estados Unidos
La posible entrada de Estados Unidos en un conflicto bélico en Medio Oriente, particularmente entre Irán e Israel, supondría un fuerte golpe para su economía, que ya enfrenta grandes desafíos. El modelo económico basado en bloques comerciales que promueve Trump ha generado un creciente déficit, una deuda pública desbordada y una tensión constante en las cadenas de suministro.
En tiempos de paz, estas presiones ya son significativas. Pero en un contexto de guerra, podrían volverse insostenibles. La confianza en el dólar ha caído de forma considerable y los aranceles, una de las herramientas clave del trumpismo, se están convirtiendo en una carga para el consumidor estadounidense. Estudios recientes muestran que afectan principalmente a las personas de bajos ingresos, reduciendo su poder adquisitivo, mientras que los sectores más acomodados apenas perciben impacto.
En este escenario, tanto Sheinbaum como empresarios mexicanos coinciden en una misma lectura: si Estados Unidos entra de lleno al conflicto en Medio Oriente, un nuevo acuerdo comercial en América del Norte dejará de ser opcional y se convertirá en una necesidad estratégica.
México Como Aliado en Una Economía de Guerra
Uno de los factores que más peso tendría en esta nueva dinámica es la mano de obra mexicana. Trump ha reconocido recientemente su valor dentro de la economía estadounidense, especialmente en sectores que podrían ser fundamentales ante una economía de guerra.
Esto abriría la puerta a una política de cooperación más profunda entre ambos países. En lugar de fomentar una estrategia de presión militar hacia México, Washington podría optar por acciones conjuntas, particularmente en áreas como producción, seguridad fronteriza y comercio.
Esta colaboración marcaría un giro en el discurso que ha predominado en los últimos meses, donde desde Estados Unidos se ha acusado reiteradamente a México de tener vínculos entre política y narcotráfico. Frente a la necesidad de revitalizar la región, el discurso de “territorio de mafias y fentanilo” podría quedar desplazado por el de “región competitiva e integrada”.
Desgaste Global Y Consecuencias Regionales
Esta transformación en la narrativa estadounidense responde a una lectura más amplia desde el gobierno mexicano: Estados Unidos ya no tiene la misma capacidad para imponer su voluntad en el mundo. Su papel como potencia hegemónica se ve debilitado por su implicación en conflictos externos y por la creciente influencia de actores como Rusia.
Ese desgaste trae implicaciones directas para México. Por un lado, puede darle a Sheinbaum mayor margen para negociar condiciones más favorables. Pero por otro, también puede hacer que Trump intente reafirmar su liderazgo en América Latina, buscando escenarios donde todavía tenga capacidad de control.
En este momento de incertidumbre global, la estrategia de Sheinbaum parece apuntar a una apuesta por la integración regional, el valor de la mano de obra mexicana y el fortalecimiento del vínculo comercial. Todo indica que, si Trump vuelve a la Casa Blanca y se enfrenta a una guerra en Medio Oriente, México será un socio necesario y no un adversario retórico.