La refinería de Cadereyta, situada en Nuevo León, México, se encuentra en el ojo del huracán debido a acusaciones sobre su contribución a la contaminación atmosférica y su presunto incumplimiento de las normativas ambientales mexicanas. Esta situación ha escalado hasta el punto de involucrar a la Comisión para la Cooperación Ambiental del T-MEC, un organismo trilateral encargado de asegurar el cumplimiento de las disposiciones ambientales entre los países miembros del tratado comercial de Norteamérica. Este artículo explora las implicaciones de esta controversia, destacando la interacción entre la gobernanza ambiental local y los mecanismos de supervisión internacional.
El caso SEM-24-002, relativo a la refinería de Cadereyta, fue presentado ante el Secretariado de la Comisión para la Cooperación Ambiental del T-MEC el pasado 5 de febrero, subrayando el manejo inadecuado de la contaminación atmosférica y su impacto en la salud de alrededor de 7 millones de habitantes de la zona metropolitana de Monterrey. La denuncia apunta a violaciones de la Constitución mexicana y varias normativas ambientales, incluyendo las NOM-085-SEMARNAT-2011, NOM-148-SEMARNAT-2006, y la NOM-022-SSA1-2019, específicamente en lo referente a la emisión de dióxido de azufre.
La respuesta institucional ha sido mixta, con figuras políticas locales y nacionales tomando posiciones divergentes. Mientras el gobernador de Nuevo León, Samuel García, critica abiertamente la contaminación producida por la refinería y aboga por las energías renovables, el presidente Andrés Manuel López Obrador niega que la operación de la refinería sea la causa principal de la contaminación en la región. La discusión también se ha extendido al ámbito político nacional, con propuestas de consulta popular sobre la clausura de la refinería por parte de candidatos presidenciales.
La polémica en torno a la Refinería de Cadereyta destaca la complejidad de equilibrar el desarrollo industrial y la protección ambiental, especialmente en un contexto donde las decisiones locales tienen implicaciones internacionales. La intervención de la Comisión para la Cooperación Ambiental del T-MEC subraya la importancia de los mecanismos supranacionales en la supervisión y cumplimiento de las normativas ambientales. A medida que se acerca la fecha límite para presentar las justificaciones solicitadas, todos los ojos estarán puestos en el desenlace de este caso, que no solo determinará el futuro operativo de la refinería sino que también podría sentar un precedente en la gestión ambiental transfronteriza.