El Salvador ha extendido una oferta a los Estados Unidos para albergar a criminales, incluidos ciudadanos estadounidenses, en su recién construida mega-prisión como parte de un acuerdo único entre ambos países. Esta oferta se realizó durante una visita del Secretario de Estado de los EE. UU., Marco Rubio, para reunirse con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Bukele, conocido por su postura firme contra la violencia de las pandillas, ve esta propuesta como una oportunidad para gestionar el crimen mientras proporciona una solución económica para Estados Unidos.
La oferta se presenta en el contexto de la ambiciosa lucha contra el crimen de Bukele, que ha sido tanto elogiada como criticada. El gobierno salvadoreño ha hecho esfuerzos por combatir la violencia de las pandillas mediante políticas agresivas, que incluyen arrestos masivos de presuntos miembros de pandillas. El enfoque de Bukele ha sido polémico, con organizaciones de derechos humanos que expresan su preocupación por el trato de los reclusos en las prisiones de El Salvador. En particular, el recién construido Centro de Confinamiento de Terroristas (CECOT) ha sido objeto de críticas por sus condiciones extremas, incluidas celdas sobrepobladas y el maltrato de los prisioneros. A pesar de esto, las políticas de Bukele le han otorgado un apoyo significativo dentro de El Salvador, donde los ciudadanos afirman sentirse más seguros de las amenazas de las pandillas.
La oferta de Estados Unidos para utilizar la mega-prisión se posiciona como una solución ante la creciente preocupación por los criminales violentos, con un enfoque particular en los miembros de pandillas, incluidos los de grupos notorios como MS-13 y Tren de Aragua. El acuerdo implicaría que El Salvador reciba a criminales convictos y migrantes deportados, con Estados Unidos pagando una tarifa por cada recluso. Bukele aclaró que solo aquellos que han sido condenados serían aceptados en la prisión, y que la estructura de tarifas haría viable la operación para El Salvador. Aunque la tarifa pueda parecer modesta para Estados Unidos, representaría un impulso significativo para el sistema penitenciario del país, haciendo que la mega-prisión sea sostenible a largo plazo.
La prisión de Cecot, que puede albergar hasta 40,000 reclusos, se ha convertido en el centro de la agenda anti-crimen de Bukele. El gobierno salvadoreño ha celebrado su inauguración mostrando imágenes de los detenidos siendo escoltados por los pasillos, mientras enfatizan su capacidad para albergar a miles de miembros de pandillas. Sin embargo, los críticos argumentan que las condiciones de la instalación, particularmente las celdas sobrepobladas y el trato a los prisioneros, son una falta a los derechos humanos.
Mientras que las duras medidas de Bukele han reducido la presencia de la violencia de las pandillas en El Salvador, han provocado indignación en las familias que afirman que personas inocentes han sido atrapadas en redadas policiales masivas. Amnistía Internacional ha condenado el aparente cambio de violencia de pandillas a violencia perpetrada por el estado, pero Bukele se ha mantenido firme en su creencia de que su enfoque es necesario para la seguridad y estabilidad del país. Su lucha contra el crimen jugó un papel crucial en asegurar su reelección en 2024, con más del 84% de los votos.
Esta última colaboración con Estados Unidos marca un paso inusual en las relaciones internacionales, ya que la oferta de El Salvador de albergar a criminales estadounidenses es inédita. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha centrado muchos de los esfuerzos de su administración en acelerar la deportación de migrantes indocumentados, y este acuerdo profundiza aún más la cooperación entre ambas naciones en cuestiones de seguridad. Sin embargo, también plantea cuestiones cruciales sobre los derechos humanos y el futuro del sistema de justicia penal en ambos países.