La creciente presencia de microplásticos en ríos de América Latina y el Caribe ha encendido las alarmas entre científicos y especialistas en ecología acuática. Dos estudios recientes realizados en Cuba y Venezuela revelan que tanto los cuerpos de agua urbanos como los rurales están siendo impactados por este tipo de contaminación, a pesar de encontrarse en zonas con baja densidad poblacional.
Los microplásticos —fragmentos de plástico menores a cinco milímetros— han sido ampliamente estudiados en ambientes marinos. Sin embargo, su comportamiento en fuentes de agua dulce ha recibido menos atención, especialmente en el contexto latinoamericano, donde los estudios sobre este tema representan apenas el 4.8% de la producción científica mundial.
Hallazgos en Cuba: Contaminación Rural Y Urbana
En Cuba, investigadores evaluaron la presencia de microplásticos en ríos en dos zonas distintas: el río Almendares, ubicado en La Habana, y el río Baños del San Juan, situado en una región rural. A pesar de estar en áreas diferentes, ambos cuerpos de agua mostraron niveles de contaminación significativos, aunque más elevados en el entorno urbano, debido a residuos domésticos e industriales.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio fue la abundancia de fibras textiles como principal tipo de microplástico detectado. Estas fibras, provenientes de telas sintéticas como el poliéster, ingresan a los ríos a través del lavado de ropa y del deficiente tratamiento de aguas residuales. Las partículas más comunes fueron tereftalato de polietileno (41.9%) y polipropileno (25.8%), ampliamente utilizados en envases, empaques y productos de higiene personal.
Además, los microplásticos no solo flotan en el agua: también se asientan en los sedimentos de los ríos. En el caso cubano, los científicos identificaron que el polipropileno podría estar afectando la actividad microbiana, lo que representa una alteración de procesos ecológicos esenciales como la descomposición de materia orgánica.
Venezuela: El Río Como Canal de Contaminación
En Venezuela, el estudio se desarrolló en el río Chichi, que desemboca en la bahía de Chichiriviche de la Costa, un pueblo pesquero del estado La Guaira. Se observó que los niveles de microplásticos eran entre 2.3 y 3.8 veces mayores aguas abajo, con la concentración más alta cerca de la desembocadura. Este hallazgo sugiere que el río actúa como canal directo de contaminación al mar, transportando partículas plásticas desde tierra firme hasta la bahía.
El coautor del estudio, José F. Grillo, del Centro de Estudios Ecotoxicológicos en Sistemas Marinos de la Universidad Simón Bolívar, destacó la importancia de entender el comportamiento de estos contaminantes de forma integral, incluyendo su interacción con organismos acuáticos y otros contaminantes. “Diseñar intervenciones efectivas requiere comprender el ciclo completo de los microplásticos”, afirmó.
Los investigadores también identificaron que los niveles de contaminación aumentan durante la temporada lluviosa, lo que intensifica el arrastre de partículas plásticas hacia los cuerpos de agua y acelera su llegada al mar.
América Latina Frente a Un Desafío Urgente
Latinoamérica alberga dos de los veinte ríos más contaminados con plásticos del mundo: el Amazonas y el Magdalena. Sin embargo, la región sigue rezagada en estudios sobre contaminación con microplásticos en ríos, especialmente fuera de Brasil, México y Chile. Proyectos como MappA en Argentina buscan revertir esta situación al analizar más de 100 cuerpos de agua dulce en 18 provincias.
Para especialistas como Andreia Neves Fernandes, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul en Brasil, es vital estudiar cómo los organismos internalizan los residuos plásticos y cómo estos interactúan con otros contaminantes. Solo así se podrá evaluar con mayor precisión su impacto ambiental y sobre la salud humana.
Estos estudios marcan un paso importante en la comprensión de un problema global que va más allá de los océanos. La evidencia sugiere que los microplásticos en ríos representan una amenaza seria, incluso en áreas alejadas de la urbanización. La urgencia ahora recae en fortalecer la investigación y diseñar políticas públicas que prevengan su dispersión desde la fuente hasta el mar.