Durante los primeros días de febrero, Chile fue testigo de una tragedia devastadora cuando un incendio forestal arrasó la región centro sur del país, específicamente en la zona de Valparaíso. Este desastre dejó un saldo desgarrador: 132 vidas perdidas, 7.000 hogares destruidos y más de 29.000 hectáreas reducidas a cenizas. Las secuelas de este incendio han suscitado preguntas sobre las causas subyacentes y las medidas necesarias para evitar futuras catástrofes similares.
Un estudio realizado por la iniciativa World Weather Attribution (WWA) ha arrojado luz sobre algunas de estas interrogantes. Este estudio, llevado a cabo por 20 científicos de diversas partes del mundo, incluyendo expertos de Chile, Brasil, Colombia, Países Bajos, Alemania, Suecia y Reino Unido, concluye que el cambio climático y el mal uso del suelo están exacerbando el riesgo de incendios en Chile.
Según el informe, las condiciones meteorológicas que propician incendios se volverán más intensas con el cambio climático, aumentando la vulnerabilidad de ciertas regiones chilenas al fuego. Un índice utilizado por los investigadores, que combina altas temperaturas, velocidades del viento y baja humedad, revela que bajo las condiciones actuales, un incendio como el que azotó Chile en febrero se espera que ocurra aproximadamente una vez cada 30 años.
Aunque no se ha observado un impacto estadísticamente significativo del cambio climático en estas variables, se proyecta que un aumento de 2°C en la temperatura global podría generar condiciones aún más extremas y aumentar el riesgo de incendios en el futuro. Además, factores como negligencias humanas, prácticas forestales inadecuadas y cambios en el uso del suelo contribuyen a la rápida propagación del fuego.
Expertos señalan que la vulnerabilidad ante incendios se ve exacerbada por la falta de planificación urbana adecuada y el uso de especies no nativas en la industria forestal. A pesar de los avances en medidas de prevención y adaptación, aún queda mucho por hacer para mejorar la percepción del riesgo de incendios entre los residentes y fortalecer la planificación comunitaria para enfrentar estos desastres.
El estudio también destaca casos como el de Villa Botania, una comunidad cercana a Quilpué, que logró protegerse de las llamas gracias a medidas de control de la vegetación implementadas por la propia comunidad, como la creación de cortafuegos y puntos de agua en tierra.
Sin embargo, la investigación también revela desafíos en la generación de ciencia climática precisa y datos en regiones como América Latina. Los expertos instan a Chile y a Sudamérica en general a redoblar esfuerzos para adaptarse al cambio climático y mejorar la generación de datos científicos que guíen a la región en la lucha contra futuros eventos climáticos extremos.
En resumen, los trágicos incendios forestales en Chile han puesto de relieve la urgente necesidad de abordar el cambio climático y promover prácticas sostenibles en el manejo del suelo y los recursos naturales. Solo mediante un enfoque integral que combine la ciencia, la planificación comunitaria y la acción climática coordinada se podrá mitigar el riesgo de futuras tragedias de este tipo.