Brasil ha lanzado un ambicioso plan para restaurar 40 millones de hectáreas de pastizales degradados, con el objetivo de transformar estas tierras estériles en sistemas productivos para la agricultura, los biocombustibles y bosques de alta productividad. El proyecto busca recuperar antiguas áreas de pastoreo abandonadas, donde la degradación del suelo ha dejado el terreno inservible para actividades agrícolas. Sin embargo, la estrategia, que depende en parte de plantaciones comerciales de eucaliptos, ha desatado una notable controversia.
Apoyo Internacional a los Esfuerzos de Restauración
Esta iniciativa ha atraído un considerable respaldo internacional. Durante la cumbre del G20, Estados Unidos comprometió 10 mil millones de dólares al Coalición de Restauración y Bioeconomía de Brasil, cuyo objetivo es restaurar 5.5 millones de hectáreas de tierras degradadas. Este esfuerzo está vinculado a los mercados globales de carbono, con la meta de reducir 1.5 gigatoneladas de emisiones para 2050.
Corporaciones internacionales también han respaldado el proyecto. BTG Pactual Timberland Investment Group (TIG), el mayor banco de inversión en América Latina, firmó acuerdos con Meta y Microsoft para proporcionar más de 9 millones de créditos de carbono. Estas iniciativas forman parte de los compromisos asumidos por Symbiosis, una coalición de empresas que planea adquirir 20 millones de créditos de restauración de alta calidad para 2030. Además, la estrategia de restauración de mil millones de dólares de BTG Pactual cuenta con apoyo financiero de entidades como la Corporación Financiera de Desarrollo de EE.UU. y el Banco Internacional de Fomento.
El Papel del Eucalipto en la Restauración
Un elemento clave de esta estrategia es el uso comercial de plantaciones de eucaliptos. La mitad de las tierras restauradas se dedicará a bosques naturales para generar créditos de carbono, mientras que la otra mitad se destinará a plantaciones de eucaliptos. Estos árboles de rápido crecimiento, que maduran en apenas siete años, buscan satisfacer la creciente demanda global de madera, que podría aumentar un 49% para 2050. Además, estas plantaciones generarán ingresos para financiar las actividades de restauración.
Sin embargo, las plantaciones de eucaliptos, a menudo llamadas “desiertos verdes”, enfrentan críticas por su impacto ecológico. Estas son altamente consumidoras de agua, contribuyen a la pérdida de biodiversidad y dependen de pesticidas, que pueden dañar los ecosistemas cercanos. Brasil, ya el mayor productor de eucaliptos del mundo, tiene 7.6 millones de hectáreas cultivadas, lo que genera preocupación por la expansión de monocultivos forestales.
Equilibrio entre Conservación y Objetivos Comerciales
Los defensores argumentan que combinar la restauración de bosques naturales con la silvicultura comercial es la única forma viable de financiar proyectos de restauración a gran escala. La estrategia incluye salvaguardas ambientales, como certificaciones del Consejo de Administración Forestal (FSC) y el cumplimiento del Código Forestal de Brasil. También se están explorando iniciativas para introducir especies nativas junto con el eucalipto y así mitigar las preocupaciones sobre biodiversidad.
En este sentido, destacan enfoques innovadores como el de re.green, una empresa brasileña que planea restaurar un millón de hectáreas utilizando únicamente especies nativas. Con métodos basados en datos, re.green identifica áreas de alto impacto para maximizar la captura de carbono, la biodiversidad y los ingresos. Además, su estrategia social busca apoyar economías locales mediante la creación de empleo y programas comunitarios.
El Camino por Delante
Aunque la estrategia de restauración de Brasil ha logrado apoyo internacional y financiamiento significativo, su dependencia en las plantaciones de eucaliptos plantea importantes interrogantes ecológicos y sociales. Alcanzar un equilibrio entre la conservación y la silvicultura comercial será esencial para el éxito y la sostenibilidad de estos esfuerzos. Por ahora, el debate sobre cómo restaurar las tierras degradadas de Brasil sigue abierto.