El crecimiento urbano en América Latina y el Caribe está en pleno auge, y con él surgen desafíos cruciales para el futuro sostenible de la región. Según estimaciones de las Naciones Unidas, más del 50% de la población mundial reside en ciudades en la actualidad, y se proyecta que para 2050 este número alcance casi el 70%. Este rápido proceso de urbanización plantea una demanda creciente de infraestructuras y servicios básicos, como agua potable, sistemas sanitarios eficientes y energía sostenible.
El sector de la construcción, clave en este panorama, también es responsable de una parte significativa de las emisiones de CO2 en la región. Se estima que representa alrededor del 40% de las emisiones relacionadas con la energía y la industria, lo que subraya la urgencia de adoptar prácticas más sostenibles en este campo.
Sin embargo, hay esperanza en el horizonte verde. La Corporación Financiera Internacional (IFC) del Grupo Banco Mundial ha identificado una oportunidad significativa de inversión en construcción sostenible en los mercados emergentes. Se proyecta que los edificios ecológicos representen una oportunidad de inversión de 24.7 billones de dólares para el año 2030, lo que podría contribuir en gran medida a reducir las emisiones y promover un desarrollo más sostenible en la región.
El informe de la IFC también destaca la importancia de la financiación para la implementación de prácticas de construcción sostenible. Aunque los mercados financieros sostenibles están menos desarrollados en los mercados emergentes, las instituciones financieras de desarrollo pueden desempeñar un papel clave en el aumento del financiamiento para la construcción ecológica.
Además del papel del sector financiero, los gobiernos también tienen un papel crucial que desempeñar en la promoción de la construcción sostenible. Fortalecer códigos y regulaciones sobre eficiencia energética y políticas de fijación del precio del carbono puede incentivar una construcción más sostenible y reducir las emisiones en el sector.
Una de las iniciativas destacadas en la región es la certificación EDGE, desarrollada por la IFC, que promueve la construcción sostenible y el uso eficiente de recursos. Hasta marzo de 2024, se han certificado más de 34 millones de metros cuadrados en América Latina y el Caribe, lo que representa un importante avance hacia la reducción de emisiones y la promoción de prácticas más sostenibles en el sector de la construcción.
Además de las iniciativas institucionales, la educación y la innovación también son fundamentales en la promoción de la construcción sostenible en la región. Eventos como Construhack, que busca identificar soluciones para viviendas sostenibles y resilientes, demuestran el compromiso de la región con un futuro más verde y sostenible.