La “memoria posicional” y dos claves genéticas abren nuevas vías para terapias humanas.
Un estudio reciente reveló el mecanismo molecular que permite al axolote regenerar extremidades completas con exactitud, un hallazgo que podría transformar el futuro de la medicina regenerativa humana.
El axolote (Ambystoma mexicanum), una salamandra nativa de México, ha sido durante décadas objeto de fascinación científica por su extraordinaria capacidad de regenerar no solo patas y cola, sino también partes del corazón, cerebro y médula espinal. Sin embargo, el misterio de cómo estas criaturas saben exactamente qué estructuras deben reconstruir tras una amputación acaba de ser resuelto en parte, gracias a una investigación encabezada por el biólogo James Monaghan de Northeastern University.
El estudio, publicado en Nature Communications, identificó el papel esencial del ácido retinoico y el gen Shox en el proceso regenerativo. Estos elementos también existen en el cuerpo humano, lo que abre una vía esperanzadora hacia terapias regenerativas basadas en la activación de rutas moleculares similares.
Un “Mapa Molecular” Dentro Del Cuerpo
El hallazgo más destacado del estudio es la existencia de una “memoria posicional” en las células del axolote: una especie de GPS biológico que les permite saber con precisión en qué parte del cuerpo están ubicadas y qué deben regenerar.
Esta capacidad se regula mediante un gradiente de ácido retinoico —una molécula también presente en humanos— que está más concentrado en la base del miembro (por ejemplo, el hombro) y disminuye hacia la mano. La enzima CYP26B1 degrada el ácido retinoico en las zonas distales, creando así ese gradiente que funciona como una señal para los fibroblastos: si una célula “detecta” niveles altos, sabe que debe formar segmentos cercanos al tronco; si los niveles son bajos, regenerará solo la parte distal.
“La célula interpreta su posición y dice: ‘Estoy en el codo, entonces debo regenerar la mano’”, explicó Monaghan. Esta señalización se complementa con la activación del gen Shox, responsable del desarrollo de segmentos proximales como brazos y muslos.
Pruebas de Laboratorio Y Edición Genética
Para validar la teoría, los científicos realizaron dos tipos de experimentos. En uno de ellos, agregaron ácido retinoico artificial en la zona de la mano, lo que provocó el crecimiento de una extremidad duplicada. En el segundo, eliminaron el gen Shox mediante la técnica CRISPR-Cas9: los axolotes modificados desarrollaron brazos muy cortos pero manos normales, lo que demostró que Shox es crucial para formar las secciones más cercanas al cuerpo.
Este modelo experimental, que combina gradientes químicos con manipulación genética, ofrece un marco sólido para comprender cómo se organiza la regeneración celular en organismos complejos.
Implicaciones Para la Medicina Humana
Aunque los seres humanos también poseen ácido retinoico y el gen Shox, nuestras células no activan una respuesta regenerativa al mismo nivel que los axolotes. El reto, según Monaghan, es conseguir que los fibroblastos humanos “escuchen” y respondan a estas señales, lo que podría permitir la regeneración de dedos o incluso extremidades completas en el futuro.
“Si logramos que nuestros fibroblastos respondan a estas señales, ellos harán el resto”, afirmó el científico.
Este descubrimiento marca un antes y un después en la biología regenerativa, pero aún quedan desafíos importantes: comprender cómo se regula la producción de ácido retinoico, cómo se activa la enzima CYP26B1, y cómo se puede inducir esta “memoria posicional” en tejidos humanos.
A medida que avancen las investigaciones, el modelo molecular propuesto por Monaghan podría convertirse en la base para terapias avanzadas, ayudando a millones de personas con lesiones graves o amputaciones.