En la madrugada del martes 19 de agosto de 2025, un sismo de magnitud 5.7 fue registrado en la zona del Mar de Drake, al sur del territorio chileno. El Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) informó que el epicentro se localizó a 249 kilómetros al sur de Puerto Williams, en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, a una profundidad de 10 kilómetros.
El movimiento telúrico se produjo a las 2:08 horas locales, activando inmediatamente los protocolos de análisis del Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM). En paralelo, el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile emitió un reporte en el que estimó la magnitud en 5.6 y ubicó el epicentro a 288 kilómetros de Puerto Williams, lo que refleja la ligera variación habitual entre distintos sistemas de medición.
Las autoridades informaron que el sismo fue percibido en zonas aisladas del extremo sur del país, aunque sin reportes de daños materiales ni afectación a la población.
Evaluación del Riesgo y Respuesta Oficial
Tras el movimiento, el SHOA realizó un monitoreo de las características sísmicas y oceanográficas asociadas. Minutos después confirmó que no existían condiciones para generar un tsunami en las costas de Chile. La decisión se sustentó en la ausencia de desplazamientos significativos en la superficie oceánica y en la magnitud intermedia del evento, insuficiente para generar una ola de gran alcance.
El organismo detalló que este tipo de sismos, aunque localizados en áreas marítimas cercanas al continente, no siempre representan un riesgo real de tsunami. Las autoridades recalcaron que, en caso de detectarse cambios anómalos en el nivel del mar, la alerta se habría emitido de inmediato a la población costera a través del SENAPRED, encargado de coordinar la respuesta civil frente a emergencias.
Especialistas consultados en medios locales indicaron que el Mar de Drake es una zona con frecuente actividad sísmica debido a la interacción de las placas tectónicas de Nazca, Sudamericana y Antártica, lo que explica la recurrencia de estos movimientos.
Protocolos de Monitoreo y Marco Institucional
El SHOA, como organismo técnico dependiente de la Armada de Chile, tiene la misión de analizar y emitir informes sobre riesgos de tsunami en el territorio nacional. El sistema actual se basa en una red de estaciones de monitoreo sísmico y mareográfico que permite evaluar en tiempo real la evolución de un evento.
Desde 2021, con la creación del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) en reemplazo de la antigua ONEMI, Chile fortaleció su estructura institucional en materia de emergencias. La coordinación entre ambas instituciones (SHOA y SENAPRED) busca evitar fallos en la comunicación y garantizar la emisión oportuna de alertas preventivas.
Este modelo responde a experiencias pasadas en las que se cuestionó la capacidad de reacción del Estado frente a emergencias naturales. Hoy, la tecnología disponible y los procedimientos unificados buscan asegurar que la población reciba información precisa y rápida en situaciones de riesgo.
Comparación con Eventos Sísmicos Previos
El sismo del 19 de agosto ocurre apenas tres meses después de un evento de mayor intensidad en la misma región. El 2 de mayo de 2025, un movimiento telúrico de magnitud 7.5 sacudió el sector austral, lo que llevó al SHOA a declarar inicialmente una alarma de tsunami. En aquella ocasión, el SENAPRED activó de inmediato la evacuación preventiva de comunidades costeras y bases antárticas.
Finalmente, las mediciones registraron solo un leve aumento en el nivel del mar, con oscilaciones de entre 6 y 23 centímetros en distintas estaciones de monitoreo. Esa situación se catalogó como un “tsunami instrumental”, es decir, un fenómeno sin consecuencias destructivas. Tras confirmar la estabilidad oceánica, la alerta fue levantada.
La comparación entre ambos eventos subraya la importancia de mantener sistemas de detección rigurosos. Aunque el sismo de agosto fue de menor magnitud, la experiencia previa demuestra que en zonas de alta actividad sísmica cualquier evento debe ser evaluado con rapidez para descartar escenarios de riesgo.