Un reciente estudio de las Naciones Unidas ha arrojado luz sobre la alarmante vulnerabilidad de 41 millones de personas que viven en zonas costeras de América Latina y el Caribe. Estas comunidades se enfrentan a una amenaza constante de fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas e inundaciones, que ponen en peligro sus vidas y la infraestructura vital de la región.
El informe, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), reveló que aproximadamente el 6 % de la población regional está expuesta a estos riesgos naturales. Utilizando imágenes de satélite, datos geoespaciales y estimaciones de población, la agencia identificó que las comunidades costeras son particularmente vulnerables debido a la frecuencia y gravedad crecientes de los fenómenos meteorológicos, un fenómeno atribuido al cambio climático.
La situación se agrava aún más por las secuelas que dejan estos desastres naturales. Las inundaciones resultantes suelen destruir viviendas y cortar servicios esenciales, como la atención sanitaria. Según el análisis de la UNFPA, esta situación afecta de manera desproporcionada a las mujeres y niñas de la región, quienes se ven desplazadas de sus comunidades y enfrentan dificultades para acceder a servicios de planificación familiar, partos seguros o protección contra la violencia de género.
Uno de los aspectos más preocupantes del estudio es la ubicación de 1.448 hospitales vitales para la salud materna y la planificación familiar en zonas costeras de baja altitud, que están particularmente expuestas a los riesgos naturales. Países como Aruba, las Islas Caimán, Surinam, Bahamas y Guyana enfrentan una situación crítica, con más del 80 % de sus hospitales ubicados en áreas propensas a inundaciones y tormentas.
Este informe llega justo antes del inicio oficial de la temporada de huracanes de 2024, con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) advirtiendo que existe un 85 % de probabilidad de que la temporada esté por encima de lo normal. Se pronostica que en el Caribe se registrarán entre 17 y 25 tormentas, de las cuales 8 a 13 podrían convertirse en huracanes, con 4 a 7 de estos alcanzando categorías 3, 4 o 5, con vientos devastadores.
Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, subrayó la injusticia inherente a esta crisis climática, destacando que son las mujeres y niñas pobres y vulnerables quienes pagan el precio más alto. A pesar de que no son las principales responsables del cambio climático, son las más afectadas cuando los desastres relacionados con el clima interrumpen los servicios de salud y afectan sus medios de vida.
Ante este panorama desafiante, la ONU ha llamado a una mayor inversión y asistencia técnica para mejorar la recopilación de datos sobre el impacto del cambio climático en las mujeres y las niñas. Además, se insta a ayudar a los países vulnerables a desarrollar sistemas de salud resilientes al clima que puedan hacer frente a los desafíos presentes y futuros.
El informe de la UNFPA pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar la vulnerabilidad de las comunidades costeras de América Latina y el Caribe frente a los fenómenos meteorológicos extremos, y destaca la importancia de proteger los derechos y la salud de las mujeres y niñas en medio de esta crisis climática en curso.