Conexión sin Precedentes Bajo el Báltico
Entre las costas de Dinamarca y Alemania avanza un ambicioso proyecto que cambiará la movilidad del norte de Europa: la construcción del túnel submarino Fehmarnbelt. Esta obra, que atraviesa el mar Báltico, está llamada a convertirse en el túnel combinado de carretera y tren más largo del mundo, con 18 kilómetros de longitud.
A diferencia de otros túneles submarinos que se perforan bajo el lecho marino, el Fehmarnbelt se compone de módulos prefabricados que se ensamblan uno a uno sobre una zanja excavada. Cada segmento mide 217 metros de largo y 42 de ancho, y está construido en acero reforzado con hormigón.
Este diseño modular permitirá una conexión directa entre Rødbyhavn (Dinamarca) y Puttgarden (Alemania), reduciendo un trayecto actual de 45 minutos en ferry a apenas 10 minutos en coche y siete en tren. Además, el túnel mejorará las rutas ferroviarias entre Copenhague y Hamburgo, reduciendo el viaje a la mitad.
Una Infraestructura Colosal
La principal base de operaciones se encuentra en la isla danesa de Lolland, donde se ubica un puerto industrial, fábricas y una red logística que ocupa más de 500 hectáreas. Desde allí se construyen y lanzan al mar los segmentos del túnel, que pesan más de 73.000 toneladas cada uno.
Una vez listos, los módulos son sellados, equipados con tanques de flotación y remolcados hasta su destino en el lecho marino. Gracias a un complejo sistema de posicionamiento por GPS, cámaras subacuáticas y un mecanismo de sujeción denominado “pin and catch”, los elementos se alinean con una precisión milimétrica a 40 metros de profundidad.
La estructura completa estará compuesta por cinco tubos paralelos: dos para tráfico ferroviario, dos para vehículos (con doble carril por sentido) y uno para emergencias y mantenimiento.
Apuesta por la Sostenibilidad y Seguridad
El presupuesto del proyecto asciende a más de 8.000 millones de dólares, financiado en gran parte por el gobierno danés, con apoyo adicional de la Comisión Europea. La obra responde a una estrategia de movilidad sostenible de la Unión Europea, buscando reducir el uso de vuelos cortos y fomentar el transporte ferroviario y por carretera de menor impacto.
Inicialmente se evaluó construir un puente, pero las condiciones climáticas y los riesgos de colisiones marítimas inclinaron la balanza hacia una solución subterránea. Según expertos, la opción del túnel ofrecía mayor seguridad, menor impacto visual y mejores condiciones técnicas dadas las características del subsuelo.
No obstante, la construcción no estuvo exenta de polémica. Organizaciones ecologistas alemanas presentaron recursos judiciales alegando posibles daños al ecosistema marino. En 2020, la justicia alemana desestimó las demandas, permitiendo continuar con el proyecto.
Impacto Regional y Futuro Económico
Además de sus beneficios en términos de conectividad, se espera que el túnel impulse significativamente la economía de Lolland, una de las regiones con mayores desafíos socioeconómicos de Dinamarca. Con la creación de nuevos empleos y oportunidades para empresas locales, se prevé una transformación del entorno.
El plan de financiamiento incluye el cobro de peajes, con los que se espera amortizar la inversión en aproximadamente 40 años. Femern, la empresa a cargo del proyecto, estima que el túnel será utilizado diariamente por más de 12.000 automóviles y 100 trenes.
También se han contemplado medidas de mitigación ambiental, incluyendo la creación de un humedal de 300 hectáreas en terrenos ganados al mar, lo que refleja un esfuerzo por minimizar el impacto ecológico.
La inauguración está prevista para 2029, año en el que Europa contará con una de las infraestructuras subacuáticas más grandes y modernas jamás construidas.