El vicepresidente de Malaui, Saulos Chilima, junto con otras nueve personas, pereció en un trágico accidente aéreo. El accidente ocurrió en la región montañosa del norte del país, cerca de la ciudad de Mzuzu. La aeronave militar, que se dirigía a un funeral, encontró condiciones climáticas adversas que llevaron a su caída.
El lugar del accidente fue hallado en un bosque denso de las Montañas Viphya tras una intensa búsqueda de más de un día, con la participación de unos 600 rescatistas, incluyendo policías, soldados y guardabosques. Los restos, localizados cerca de una colina, mostraron que la aeronave se destruyó completamente al impactar, sin dejar sobrevivientes.
Entre las víctimas estaba la ex primera dama Shanil Dzimbiri y tres miembros de la tripulación militar. El grupo había estado viajando para asistir al funeral de un ex ministro de gobierno. Este incidente ha lanzado una sombra sobre la nación, con muchos lamentando la pérdida de sus líderes y servidores públicos.
La aeronave, un avión de hélice gemela tipo Dornier 228 entregado al ejército de Malaui en 1988, encontró condiciones meteorológicas adversas que finalmente llevaron a la tragedia. El control de tráfico aéreo había aconsejado al piloto que no intentara aterrizar en el aeropuerto de Mzuzu debido a la poca visibilidad y al mal tiempo, recomendando regresar a Lilongwe. Sin embargo, poco después de este intercambio, el avión perdió contacto con el control de tráfico aéreo y posteriormente desapareció del radar.
El presidente Lazarus Chakwera, al confirmar las muertes, expresó un profundo pesar por la pérdida. Describió al fallecido vicepresidente como un servidor público dedicado, conocido por su patriotismo y servicio a la nación. Chilima, quien tenía 51 años, había servido como vicepresidente desde el año 2020 después de una reelección histórica. Esta elección fue notablemente la primera en África en la que un resultado anulado por un tribunal llevó a la derrota de un presidente en funciones.
La carrera política de Chilima estuvo marcada por sus esfuerzos para combatir la corrupción dentro del gobierno. Aunque enfrentó acusaciones de corrupción relacionadas con contratos de adquisiciones gubernamentales, los cargos fueron retirados y permaneció como una figura significativa en la política de Malaui. Su muerte se considera una pérdida significativa para el panorama político de la nación.
La operación de búsqueda y rescate tuvo una respuesta internacional, con apoyo tecnológico y asistencia proporcionados por Estados Unidos, el Reino Unido, Noruega e Israel. A pesar de las críticas del partido político Movimiento de Transformación Unida de Chilima sobre la lenta respuesta del gobierno y la falta de un transpondedor en el avión, la comunidad global se unió en muestra de solidaridad para ayudar a Malaui durante este momento crítico.
Esta tragedia subraya los desafíos enfrentados por naciones como Malaui, uno de los países más pobres del mundo según el Banco Mundial. Destaca la importancia de mejorar las medidas de seguridad y la infraestructura para proteger y servir a sus ciudadanos, especialmente durante tiempos críticos como condiciones meteorológicas adversas.
Mientras Malaui llora esta gran pérdida, el país reflexiona sobre las contribuciones de su vicepresidente y las otras víctimas. Su dedicación al servicio público será recordada mientras la nación busca avanzar desde este trágico evento.