Un potente terremoto de magnitud 7,4 ha golpeado la costa este de Taiwán, causando al menos 9 muertes y dejando más de 800 heridos, según informes de la Agencia Nacional de Bomberos. El sismo, ocurrido el miércoles, ha sido el más fuerte que ha sufrido la nación insular en 25 años, con su epicentro cerca de Hualien, una ciudad de aproximadamente 300,000 habitantes y cercana al popular Parque Nacional de Taroko. La catástrofe ha provocado también cortes de energía, daños significativos en infraestructuras y un esfuerzo de rescate en marcha para asistir a los afectados, incluidas las personas atrapadas bajo escombros y en túneles.
El terremoto, que tuvo lugar a las 07:58 hora local (23:58 GMT) a una profundidad de 15,5 kilómetros, ha desencadenado al menos nueve réplicas de magnitud 4 o mayor, según Wu Chien Fu, director del Centro de Sismología de Taipei, quien destacó la cercanía del sismo a la superficie y su amplio alcance. Las imágenes difundidas por medios locales muestran la magnitud del desastre, con edificios dañados, vehículos destrozados y deslizamientos de tierra. Este evento ha afectado no solo a Taiwán sino también se ha sentido en la provincia de Fujian, en China, y ha llevado a la evacuación de personal en importantes fábricas de la isla, incluidas algunas de TSMC, un gigante en la fabricación de chips.
Los esfuerzos de rescate se concentran en las áreas más afectadas, con especial atención en Hualien, donde se reportan personas atrapadas en escombros y túneles. Los equipos de rescate han logrado salvar a varias personas, incluyendo 12 del edificio Urano y otras rescatadas de ascensores y edificios colapsados en distintas partes de la isla. La situación ha llevado a las autoridades a emitir, y luego retirar, alertas de tsunami para Taiwán y regiones de Japón, mientras instaban a la población a mantenerse alerta ante posibles réplicas.
El terremoto en Taiwán representa una tragedia que ha movilizado a la nación y a la comunidad internacional en esfuerzos de rescate y apoyo. Mientras Taiwán enfrenta las consecuencias de este desastre, la solidaridad y la rápida respuesta son cruciales para superar los desafíos actuales. A medida que la isla trabaja en la recuperación y asistencia a los afectados, el mundo observa y ofrece su ayuda, recordando la vulnerabilidad compartida ante las fuerzas de la naturaleza y la importancia de la preparación y la resiliencia.