En un caso que pone en juego la identidad nacional de Israel, Sudáfrica acusó formalmente al país de cometer genocidio contra los palestinos. Este jueves, en la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, el gobierno sudafricano solicitó que se ordene el cese inmediato de las operaciones militares israelíes en Gaza. La situación ha generado una atención internacional sin precedentes, dada la gravedad de las acusaciones y su impacto potencial.
Israel, fundado tras el Holocausto, refuta vehementemente estas acusaciones. En una respuesta inusual, ha decidido involucrarse con la corte para defender su reputación internacional, a pesar de su tendencia a boicotear tribunales y comités de investigación de la ONU, a los que suele considerar parciales y desequilibrados.
Los abogados de Sudáfrica, durante los argumentos iniciales, describieron la guerra actual en Gaza como parte de un largo historial de opresión israelí sobre los palestinos. Presentaron evidencia para demostrar un patrón de conducta por parte de Israel que sugiere actos que podrían ser considerados como genocidios.
Sudáfrica también busca que se emitan órdenes preliminares para detener la campaña militar israelí en Gaza. Según datos proporcionados por el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, más de 23,000 personas han perdido la vida debido al conflicto.
Por su parte, Israel ha puesto el foco en los ataques del 7 de octubre por parte de Hamas, destacando la muerte de aproximadamente 1,200 personas, en su mayoría civiles, y el secuestro de alrededor de 250. A pesar de que las conclusiones de la corte se consideran vinculantes, existe incertidumbre sobre si Israel acatará una orden de cese al fuego. En caso de no hacerlo, podría enfrentarse a sanciones de la ONU, aunque estas podrían ser vetadas por Estados Unidos.
Israel defiende su posición argumentando que está combatiendo contra un enemigo formidable y que sus acciones están en línea con el derecho internacional, haciendo todo lo posible para evitar daños a civiles. Responsabiliza a Hamas por el alto número de muertes, argumentando que el grupo opera en áreas residenciales.
En el exterior del tribunal, se han llevado a cabo manifestaciones tanto pro-Israelíes como pro-Palestinas, reflejando la división de opiniones sobre este asunto. Los manifestantes pro-Israelíes se centraron en pedir la liberación de los rehenes aún en manos de Hamas, mientras que los pro-Palestinos exigieron el fin del “apartheid israelí” y la adopción de un alto al fuego.
Este caso no solo pone de relieve la situación en Gaza, sino que también evoca cuestiones centrales para la identidad de Sudáfrica. El partido gobernante de Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano, ha comparado las políticas israelíes en Gaza y Cisjordania con su propia historia bajo el régimen de apartheid, en el que la mayoría negra estaba restringida a “homelands” hasta su final en 1994.
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha defendido las acciones de su país, insistiendo en que estas no tienen nada que ver con genocidio y argumentando que Israel está luchando contra terroristas de Hamas, no contra la población palestina.
La decisión sobre las medidas provisionales solicitadas por Sudáfrica probablemente tomará semanas, y se espera que el caso en su totalidad dure años. Además, Sudáfrica ha buscado ampliar el caso más allá del conflicto Israel-Hamas, señalando que la violencia y destrucción en Palestina e Israel no comenzó en octubre de 2023, sino que se remonta a 76 años de opresión sistemática y violencia contra los palestinos.
Este caso en la Corte Internacional de Justicia es uno de los más significativos que se han presentado en un tribunal internacional, ya que aborda el núcleo de uno de los conflictos más intratables del mundo.