En un reciente y alarmante desarrollo en la zona de conflicto entre Rusia y Ucrania, la gigantesca central nuclear de Zaporiyia ha sido el blanco de ataques con drones, desatando preocupaciones globales sobre la seguridad nuclear. Este incidente marca una escalada significativa en las tensiones regionales, situando a la seguridad de una de las instalaciones nucleares más grandes de Europa bajo un renovado escrutinio. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU, estos ataques representan un riesgo palpable de un “accidente nuclear grave”, una advertencia que resuena con gravedad dada la historia nuclear de la humanidad.
La central, que está estratégicamente ubicada en el sureste de Ucrania y ha sido ocupada por fuerzas rusas desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, es vital no solo por su capacidad energética sino también por el peligro potencial que representa. A pesar de que la administración de la central informa que los niveles de radiación se mantienen normales y no se han registrado daños graves, el director del OIEA, Rafael Grossi, ha descrito el ataque como “temerario” y una “escalada importante de los peligros para la seguridad nuclear”. Esta situación se agrava con acusaciones cruzadas entre Rusia y Ucrania sobre la autoría del ataque, complicando aún más el panorama.
Los ataques no solo han tenido un “impacto físico” en la infraestructura de la central, sino que también han alcanzado uno de los reactores. Aunque se confirma que la seguridad nuclear no se ha comprometido de manera inminente, el OIEA advierte sobre la gravedad del incidente y su potencial para “socavar la integridad del sistema de contención del reactor”. La central de Zaporiyia, que dejó de generar energía en 2022, depende críticamente de un suministro constante de electricidad para mantener la refrigeración de sus reactores, resaltando los riesgos asociados a cualquier interrupción.
El peligro de un accidente nuclear no solo es una preocupación inmediata para la región, sino que tiene implicaciones globales, enfatizando la necesidad de proteger las instalaciones nucleares de los conflictos armados. A medida que se intensifica el conflicto, la comunidad internacional observa con preocupación, esperando que se tomen medidas para asegurar la planta y prevenir un desastre de proporciones inimaginables.