En un desarrollo notable, profundas divisiones han surgido dentro del gobierno israelí sobre la estrategia en la guerra en curso contra Hamas en Gaza. El conflicto, que comenzó tras una devastadora incursión de Hamas en Israel el 7 de octubre, ha llevado a una amplia destrucción en Gaza y una significativa pérdida de vidas.
El ex jefe del ejército Gadi Eisenkot, un miembro clave del Gabinete de Guerra de Israel, ha expresado dudas sobre la estrategia actual, particularmente en lo que respecta a la liberación de rehenes retenidos por militantes islámicos en Gaza. Eisenkot argumenta que solo un alto al fuego puede asegurar su liberación, desafiando el enfoque del gobierno hacia la situación de los rehenes.
La ofensiva israelí ha sido una de las más mortíferas en la historia reciente, con casi 25,000 bajas palestinas y el desplazamiento de más del 80% de la población de Gaza. Esta campaña militar también ha resultado en una crisis humanitaria, ya que Israel ha restringido severamente el flujo de suministros esenciales a Gaza.
Un apagón de comunicaciones, ahora en su séptimo día, exacerba aún más la crisis, obstaculizando la entrega de ayuda y los esfuerzos de rescate. En medio de esto, Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, ha comenzado a presionar a Israel para que reduzca su asalto y considere pasos hacia el establecimiento de un estado palestino después de la guerra. Sin embargo, el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu se ha opuesto firmemente a estas sugerencias, reiterando su rechazo de larga data a una solución de dos estados.
En el Foro Económico Mundial en Davos, el Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, enfatizó la importancia de una solución de dos estados para una paz y seguridad duraderas en la región. Concurrentemente, Arabia Saudita ha expresado su disposición a establecer relaciones plenas con Israel, condicionadas a un acuerdo de paz que incluya un estado palestino.
A pesar de los llamados internacionales para la desescalada, Netanyahu y el Ministro de Defensa Yoav Gallant han jurado continuar la campaña militar hasta que Hamas sea derrotado decisivamente. Por otro lado, Hamas insiste en terminar la guerra antes de discutir las liberaciones de rehenes y exige la liberación de prisioneros palestinos a cambio de los retenidos en Gaza.
La guerra también ha atraído críticas internacionales significativas, con Israel enfrentando acusaciones de genocidio en las Naciones Unidas, las cuales niega vehementemente. El manejo de la guerra por parte de Netanyahu ha llevado a un declive en su popularidad, agravado por cargos de corrupción en curso.
Eisenkot, cuya participación personal en el conflicto se subraya por la pérdida de su hijo en diciembre en Gaza, ha pedido decisiones estratégicas urgentes sobre la dirección de la guerra. También ha señalado que el ejército no ha logrado una victoria estratégica contra Hamas, contradiciendo afirmaciones de un éxito militar significativo.
En una revelación significativa, Eisenkot confirmó que Israel había considerado, pero finalmente se abstuvo de, un ataque preventivo contra la milicia de Hezbollah en Líbano en los primeros días de la guerra, argumentando que tal acción habría sido un error estratégico y podría haber escalado a una guerra regional.
El conflicto ha tenido un efecto dominó en todo el Medio Oriente, con grupos respaldados por Irán atacando objetivos estadounidenses e israelíes. Estados Unidos ha realizado ataques aéreos contra rebeldes hutíes en Yemen, reconociendo los desafíos para frenar sus ataques en rutas de envío vitales en el Mar Rojo.
A medida que el conflicto continúa, el gobierno israelí enfrenta no solo el desafío formidable de gestionar la campaña militar, sino también las crecientes divisiones dentro de sus propias filas y la creciente presión internacional para una resolución.