La Corte Suprema de Estados Unidos ha cerrado la puerta a una de las mayores apuestas legales del gobierno mexicano: responsabilizar a los fabricantes de armas estadounidenses por el flujo de armas que alimenta la violencia de los cárteles en México. El alto tribunal dictaminó de forma unánime que las leyes estadounidenses protegen a estas empresas de demandas que buscan vincularlas con crímenes cometidos fuera del país.
La decisión, redactada por la jueza Elena Kagan, rechaza la pretensión del Estado mexicano de demandar por 10.000 millones de dólares a las principales compañías de armas de fuego en EE.UU., a las que culpa de fomentar el tráfico ilícito y la inseguridad en territorio mexicano.
Fundamentos Jurídicos y Argumentos Desestimados
El gobierno de México había sostenido que la producción y venta de armas en Estados Unidos fortalecía a los cárteles, provocando enormes daños al Estado y sus ciudadanos. Sin embargo, la Corte Suprema sostuvo que la ley federal estadounidense aprobada en 2005 —que otorga una amplia inmunidad a los fabricantes y distribuidores de armas frente a la mayoría de demandas— también protege a estas empresas de reclamaciones provenientes del extranjero.
Según la Corte, México no presentó pruebas convincentes de que las compañías hubieran participado activamente o instigado el tráfico ilegal de armas hacia el sur. En las audiencias previas, los jueces se mostraron escépticos ante la posibilidad de establecer un vínculo legal directo entre los fabricantes estadounidenses y la violencia criminal en México.
Reacciones Políticas y Consecuencias Diplomáticas
La decisión judicial representa un golpe para el gobierno mexicano, que venía insistiendo, incluso en conversaciones de alto nivel entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente estadounidense Donald Trump, en que la falta de controles en la industria armamentista estadounidense facilita el fortalecimiento de los cárteles de la droga. La postura mexicana había encontrado eco en algunos sectores políticos, pero la Corte Suprema optó por respaldar la legislación vigente y descartar la demanda.
Los abogados que representaban a México argumentaron que las empresas eran conscientes del desvío de armas hacia organizaciones criminales, pero esta posición no fue suficiente para convencer al máximo tribunal estadounidense.
Implicaciones para la Lucha contra el Narcotráfico y la Violencia
La resolución reafirma los límites legales en torno a la responsabilidad de los fabricantes de armas en Estados Unidos, incluso cuando sus productos terminan involucrados en delitos graves fuera del país. Para México, el fallo implica replantear sus estrategias en la lucha contra la violencia armada y buscar vías alternativas de cooperación bilateral para frenar el flujo ilícito de armas.
A pesar del revés, el gobierno mexicano mantiene su postura sobre la responsabilidad moral y política de la industria armamentista estadounidense, e insiste en la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y fiscalización en ambos lados de la frontera.