El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández recibió una condena de 45 años de prisión en Estados Unidos por delitos de narcotráfico. El veredicto se dictó este miércoles, luego de que un tribunal de Manhattan lo encontrara culpable de conspirar para importar cocaína y poseer ametralladoras.
El juicio
Durante la audiencia, Hernández se declaró inocente, afirmando que había sido “acusado errónea e injustamente”. Sin embargo, el juez lo describió como un “político de dos caras hambriento de poder”. Los fiscales alegaron que Hernández había dirigido Honduras como un “narcoestado”, recibiendo millones de dólares en sobornos de narcotraficantes. “Pavimentó una autopista de cocaína hacia Estados Unidos, protegido por ametralladoras”, señalaron los fiscales.
Su vínculo con el narcotráfico
Hernández, quien fue presidente de Honduras de 2014 a 2022, inicialmente se presentó como un defensor de la ley. No obstante, los fiscales lo acusaron de asociarse con narcotraficantes para construir un imperio corrupto basado en el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos. En 2019, el entonces presidente Donald Trump agradeció a Hernández por su colaboración en la lucha contra el narcotráfico. Pero la realidad era distinta, ya que Hernández facilitó el contrabando de 500 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos desde 2004.
Los testimonios
Durante el juicio, varios narcotraficantes confesaron haber sobornado a Hernández, mientras que su defensa argumentó que los testimonios eran falsos y motivados por intereses personales. Hernández afirmó ser “víctima de una vendetta y una conspiración del crimen organizado y enemigos políticos”. Los fiscales demostraron que utilizó dinero del narcotráfico para sobornar a funcionarios y manipular las elecciones presidenciales de Honduras en 2013 y 2017.
Comparaciones con otros exmandatarios
Hernández no es el primer exjefe de Estado latinoamericano condenado en Estados Unidos por delitos relacionados con las drogas. Manuel Noriega de Panamá y Alfonso Portillo de Guatemala también recibieron sentencias similares en la década de los noventa y dos mil, respectivamente. Al igual que Hernández, enfrentaron acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero en cortes estadounidenses.
La condena de Juan Orlando Hernández marca un momento significativo en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción en Centroamérica. A pesar de sus declaraciones de inocencia y las apelaciones previstas, la evidencia y testimonios presentados durante el juicio pintan una imagen clara de su involucramiento en actividades ilícitas. El caso de Hernández sirve como un recordatorio de que ningún individuo está por encima de la ley, independientemente de su posición o poder.