Ante la creciente dificultad para encontrar empleo, muchos jóvenes en China han optado por una solución poco convencional: pagar entre 30 y 50 yuanes al día (unos US$4–7) para ocupar un escritorio en oficinas simuladas y fingir que trabajan. Esta tendencia ha ganado fuerza en ciudades como Dongguan, Shenzhen, Shanghái, Nanjing, Wuhan, Chengdu y Kunming. En estos espacios, los asistentes utilizan ordenadores, acceden a internet, participan en reuniones ficticias o simplemente mantienen la apariencia de estar activos, lo que les ayuda a conservar una rutina y a reducir la presión familiar.
Razones Detrás de la Tendencia
La tasa de desempleo juvenil en China sigue siendo elevada. Entre los jóvenes de 16 a 24 años, se sitúa cerca del 16,5 %, mientras que el número de graduados que ingresan al mercado laboral este año alcanzará un récord de 12,22 millones. El desajuste entre la formación académica y las oportunidades laborales disponibles ha dejado a muchos sin opciones claras, y las oficinas simuladas ofrecen una manera de sentirse productivos y mantener un horario. Plataformas como Xiaohongshu han contribuido a la difusión de esta práctica, y para algunos se ha convertido en una etapa de transición para pensar en sus próximos pasos o iniciar proyectos personales.
Historias de Quienes lo Practican
Shui Zhou, un hombre de 30 años cuyo negocio fracasó el año pasado, paga 30 yuanes diarios para trabajar desde una oficina simulada en Dongguan. Llega entre las 8:00 y 9:00 de la mañana y, en ocasiones, se queda hasta después de las 23:00. Afirma que se siente “muy feliz” y que estar allí le da la sensación de formar parte de un equipo. Sus padres se tranquilizaron al ver fotos del lugar. En Shanghái, Xiaowen Tang, de 23 años, alquiló un espacio similar durante un mes para cumplir con el requisito universitario de presentar un comprobante de pasantía y así poder recibir su diploma. En realidad, dedicó ese tiempo a escribir novelas en línea, generando ingresos modestos. Estas oficinas también ofrecen una vía para aliviar la “vergüenza del desempleo” y encontrar apoyo entre personas en situaciones similares.
Más Allá de la Apariencia: Opinión Experta y Futuro
El antropólogo social Biao Xiang, del Instituto Max Planck, describe esta tendencia como un “cascarón protector” que permite a los jóvenes distanciarse de la frustración de no encontrar empleo y conservar cierta dignidad. Feiyu, propietario de una de estas empresas en Dongguan, afirma que lo que vende “no es un puesto de trabajo, sino dignidad”. Su clientela incluye recién graduados que necesitan pruebas de prácticas, freelancers y nómadas digitales que valoran el ambiente de oficina. Aunque reconoce que no sabe si el modelo será rentable a largo plazo, lo considera un experimento social. Los críticos advierten que esta práctica puede retrasar la búsqueda de un empleo real, mientras que sus defensores ven en ella una oportunidad para adquirir habilidades, como el uso de herramientas de inteligencia artificial, y convertir estos espacios en plataformas de lanzamiento hacia trabajos auténticos.