La guerra en Gaza ha traído consigo graves consecuencias para la economía de Israel, sumiendo al país en un escenario de incertidumbre y contracción económica. Según datos proporcionados por la Oficina Central de Estadísticas de Israel, la producción económica del país experimentó una caída abrupta del 19,4% anual en el último trimestre de 2023, marcando un declive significativamente peor al anticipado por analistas. Este periodo coincide con el inicio del conflicto con Hamás, lo que ha agudizado los retos en distintos sectores económicos, desde el consumo hasta la inversión en bienes de capital fijo.
La situación se complica aún más con la decisión de Moody’s de rebajar la calificación crediticia de Israel, citando riesgos políticos y fiscales exacerbados por la guerra. Pese a las críticas de las autoridades israelíes, con el Primer Ministro Benjamín Netanyahu defendiendo la fortaleza de la economía nacional, el impacto de la guerra en el ámbito económico es innegable. La violencia ha provocado no solo un declive en la confianza y el gasto de los consumidores sino también una notable escasez de mano de obra debido al reclutamiento de ciudadanos para el combate, afectando directamente la producción y el crecimiento económico.
Sin embargo, a pesar de estos desafíos, la economía de Israel logró un crecimiento del 2% durante todo el año 2023, aunque por debajo de las expectativas previas al conflicto. Expertos como Liam Peach de Capital Economics y Eran Yashiv de la Universidad de Tel Aviv alertan sobre las duras perspectivas para 2024, especialmente en el consumo, la inversión y el crucial sector tecnológico, que enfrenta riesgos de desinversión y relocalización debido a la inestabilidad.
Aun así, hay señales de resiliencia y recuperación parcial en algunos aspectos de la economía, como las compras con tarjeta de crédito y la reintegración de reservistas al mercado laboral. El Banco de Israel mantiene una visión cautelosamente optimista, apoyándose en sus robustas reservas de divisas para navegar la crisis. El futuro económico de Israel, no obstante, parece depender críticamente del curso del conflicto y las decisiones políticas a seguir.
La guerra en Gaza ha expuesto a la economía israelí a severas pruebas, resaltando tanto su vulnerabilidad ante choques externos como su capacidad de adaptación. Mientras el gobierno de Netanyahu se mantiene firme en su estrategia bélica, la economía se balancea en un filo, entre la resiliencia y el riesgo de una contracción más profunda. La recuperación económica y la estabilidad futura dependerán de una compleja interacción de factores geopolíticos, fiscales y sociales, en un contexto donde la incertidumbre parece ser la única certeza.