Han transcurrido seis meses desde el devastador ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, un evento que marcó el inicio de una de las guerras más sangrientas en la historia reciente de la región. Este conflicto ha resultado en la muerte de más de 33,000 personas y ha desatado una operación militar israelí sin precedentes cuyo objetivo, según declaró Israel, es “aplastar y destruir a Hamás”. Sin embargo, tras medio año de combates, la situación en Gaza y la estructura de Hamás siguen siendo temas de vital importancia y preocupación.
A pesar de los esfuerzos intensivos por parte de Israel, incluyendo ataques que han acabado con vidas de civiles y líderes de Hamás, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) admiten que no han logrado eliminar completamente a los altos mandos del grupo, ni destruir totalmente su extensa red de túneles. Mairav Zonszein, del International Crisis Group, revela que líderes clave como Yahya Sinwar y Mohammed Deif siguen activos y en control. Por otro lado, la resistencia de Hamás no solo persiste sino que, según encuestas realizadas por el Centro Palestino para Política e Investigación de Sondeos, cuenta con una considerable aprobación entre los palestinos, reforzando su posición en la lucha por la independencia palestina.
Mientras Israel continúa su campaña contra Hamás, la realidad en Gaza se torna cada vez más complicada. Las cifras de bajas, la destrucción infraestructural y el aparente apoyo popular a Hamás entre los palestinos sugieren un panorama desafiante para cualquier intento de pacificación o cambio político en el corto plazo. La guerra ha modificado la dinámica política en Gaza, y aunque la figura de Hamás como entidad gobernante podría verse transformada, su influencia y legado probablemente perdurarán en cualquier configuración futura. Así, el conflicto no solo plantea interrogantes sobre el futuro político de Gaza, sino también sobre la viabilidad de una paz duradera en la región.