Segunda Votación Define Un Hito Político En Berlín
Friedrich Merz fue confirmado como nuevo canciller alemán tras una reñida votación en el Bundestag. En la primera ronda, no logró alcanzar la mayoría absoluta, quedando a tan solo seis votos del mínimo necesario, algo que no ocurría en la política alemana desde la posguerra. Este revés inicial generó un clima de tensión e incertidumbre en el Parlamento.
Después de varias horas de negociación entre los partidos, los líderes parlamentarios accedieron a realizar una segunda votación el mismo día. Fue entonces cuando Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), logró obtener 325 votos, superando por un estrecho margen la cifra requerida para ser investido.
Con esta victoria, Merz se convierte en el nuevo jefe de gobierno y procederá en los próximos días a presentar oficialmente a su gabinete de ministros. Su llegada marca el inicio de una nueva etapa política para Alemania, tras el colapso de la coalición liderada por el socialdemócrata Olaf Scholz.
Apuntando A Una Europa Más Autónoma
Una de las principales promesas de campaña de Merz fue impulsar una mayor autonomía estratégica para Europa. En un giro inesperado, expresó su intención de reducir la dependencia del continente con respecto a Estados Unidos en materia de defensa, cuestionando incluso el futuro papel de la OTAN.
El nuevo canciller propone una alianza de defensa europea que incluya a potencias nucleares como Francia y Reino Unido, sugiriendo la creación de un paraguas nuclear compartido. Esta propuesta ha generado debates intensos dentro y fuera de Alemania, especialmente considerando que el país no cuenta con armas nucleares ni una estructura militar plenamente modernizada.
Merz afirmó en un debate que su “prioridad será fortalecer a Europa para lograr una independencia real de EE.UU.”, en respuesta a las advertencias del presidente Donald Trump sobre el compromiso de defensa estadounidense con sus aliados europeos. También comparó la presión de Washington con la de Moscú, señalando que Europa debe actuar con unidad ante cualquier amenaza.
Pese a estas declaraciones, Merz ha reiterado su compromiso con Ucrania, prometiendo continuar el apoyo militar, aunque con mayor cautela respecto al despliegue de tropas alemanas.
Trayectoria Conservadora Y Perfil Ejecutivo
Nacido en 1955 en Brilon, Merz estudió Derecho y trabajó como abogado antes de dedicarse a la política. En 1989 fue elegido eurodiputado y más tarde pasó al Bundestag en 1994. Dentro de la CDU, ascendió rápidamente como representante del ala conservadora y defensor de políticas económicas ortodoxas.
Durante la década de 2000, tuvo enfrentamientos con Angela Merkel, quien lo desplazó del liderazgo parlamentario. En 2009 se retiró temporalmente de la política y ocupó cargos directivos en el sector privado, destacando como presidente de BlackRock Alemania. Esa experiencia en el mundo financiero le otorgó una reputación como gestor competente y figura pragmática, alejada del estilo conciliador de Merkel.
Tras varios intentos fallidos, logró liderar la CDU en 2021 y fue candidato a canciller en las elecciones más recientes, consolidando su perfil como un político de carácter firme y visión estratégica.
Giro Conservador Y Tensiones Migratorias
Merz ha prometido restaurar el crecimiento económico, endurecer las políticas migratorias y posicionar a Alemania como una potencia más asertiva en la política internacional. Una de sus medidas más controvertidas fue impulsar una propuesta para rechazar solicitantes de asilo en la frontera alemana si provienen de otros países de la UE.
Esta iniciativa fue respaldada en parte por los votos del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), lo cual desató una ola de críticas, incluyendo condenas públicas de la ex canciller Merkel. Aunque Merz negó vínculos con la AfD, el episodio sembró dudas sobre su disposición a colaborar con fuerzas extremas.
En sus discursos, ha enfatizado que Alemania necesita una identidad nacional clara y una economía robusta. Su gobierno enfrenta ahora el desafío de recuperar la estabilidad económica en un contexto post-recesión, al mismo tiempo que debe redefinir la política exterior en un continente marcado por la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia.