En un cambio dramático después de más de cuatro décadas de paz, Egipto está considerando la suspensión de su histórico tratado de paz con Israel, una medida que podría deshacer uno de los acuerdos más significativos en la historia del Medio Oriente. Esto se produce en respuesta al polémico plan del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de desplegar tropas en Rafah, un punto crítico en la Franja de Gaza que limita con Egipto, escalando las tensiones regionales.
El tratado de paz, forjado en 1978 en Camp David, Maryland, bajo los auspicios del presidente de EE. UU., Jimmy Carter, marcó un cese histórico de hostilidades entre Egipto e Israel, transformando su relación de adversarios amargos a aliados diplomáticos. El acuerdo, que siguió a una serie de conflictos devastadores, incluidas las guerras de Oriente Medio de 1967 y 1973, requería que Israel se retirara de la Península del Sinaí, asegurando así que el área permaneciera desmilitarizada y otorgando a los buques israelíes acceso al Canal de Suez.
El juramento de Netanyahu de atacar Rafah, al que califica como el último bastión de Hamás después de meses de guerra, ha generado considerable alarma en Egipto. El gobierno egipcio teme que una incursión pueda provocar una masiva exodus de palestinos hacia su territorio y alterar el flujo de ayuda humanitaria vital a través de Rafah, la principal puerta de entrada para la ayuda en la asediada Franja de Gaza. Con una población de Rafah que ha aumentado a 1,4 millones debido al conflicto, las implicaciones humanitarias son profundas.
La posible revocación del tratado de paz plantea importantes repercusiones militares y económicas para ambas naciones. Para Israel, la disolución del tratado significaría la pérdida de un amortiguador crucial a lo largo de su flanco sur, lo que requeriría una reasignación de activos militares en medio de los enfrentamientos continuos con Hezbollah y en Cisjordania. Egipto, por otro lado, corre el riesgo de perder una ayuda militar estadounidense sustancial, un pilar de su presupuesto de defensa desde el inicio del tratado, lo que agravaría aún más su frágil economía.
La perspectiva de la acción militar de Israel en Rafah no solo pone en peligro la histórica paz entre Egipto e Israel, sino que también amenaza con sumir a toda la región en un mayor tumulto. La comunidad internacional observa con respiración contenida mientras los líderes navegan por este delicado momento, esperando una resolución que mantenga el espíritu de paz y cooperación que ha prevalecido durante más de cuatro décadas.