Tensiones Arancelarias en Aumento
La tensión comercial entre China y Estados Unidos sigue aumentando. El presidente estadounidense Donald Trump amenazó con imponer un arancel adicional de hasta el 50% a los productos importados de China, elevando a 104% el total sobre determinados bienes del gigante asiático. Esta maniobra se suma a la decisión previa de Washington de fijar gravámenes del 20% y luego del 34% a una amplia gama de productos chinos.
La reacción de Pekín no se hizo esperar. El Ministerio de Comercio chino condenó la medida y prometió “contramedidas contundentes” si Estados Unidos continúa, calificando la postura de Trump de “extorsión” y “práctica unilateral de intimidación”. Afirmó, además, que el gobierno chino está dispuesto a luchar “hasta el final” con tal de defender sus intereses económicos y estratégicos.
El lunes pasado, Trump dio un ultimátum a las autoridades de Pekín: revertir de inmediato la decisión de imponer un 34% de aranceles a bienes estadounidenses o atenerse a una nueva ola de restricciones por parte de Washington. Sin embargo, la fecha límite transcurrió sin cambios por parte de China, que ve en esta escalada arancelaria una imposición unilateral diseñada para obligarla a ceder. Ante tal presión, las autoridades chinas advierten que no se quedarán de brazos cruzados.
La Desafiante Postura de Pekín
La respuesta oficial del gobierno de China se difundió a través de diversos medios estatales, incluida la Agencia de Noticias Xinhua, que describió la lógica de la Casa Blanca como “completamente absurda”. Un editorial resumió la posición de Pekín de forma contundente: “Si tú me golpeas sin reparo y esperas que yo no responda y me rinda, eso no es diplomacia; es extorsión disfrazada de política”.
Para reforzar su argumento, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China desempolvó un video de 1987 del entonces presidente estadounidense Ronald Reagan. En la grabación, Reagan critica el uso de aranceles por el temor a represalias que podrían dañar la economía de Estados Unidos. Según las autoridades chinas, ese mensaje cobra “nuevo sentido” en 2025, pues subraya que una escalada arancelaria terminará perjudicando a los dos países, y por ende, al resto del mundo.
A pesar de la retórica desafiante, es cierto que China no desea ver mermadas sus exportaciones al mercado estadounidense. Con todo, los líderes chinos consideran que ceder ante lo que describen como “intimidación” dañaría aún más su imagen de fortaleza y liderazgo, tanto a nivel interno como en la escena internacional.
Movimientos Financieros y Respaldo Interno
Ante la incertidumbre generada por la escalada arancelaria, varias empresas estatales chinas se comprometieron a apuntalar los mercados financieros nacionales, y el regulador chino planea autorizar mayores inversiones de fondos de seguros en la bolsa. Estas decisiones buscan inyectar liquidez y confianza, al tiempo que intentan frenar caídas pronunciadas en la renta variable asiática.
Aunque algunas bolsas de la región registraron pérdidas considerables en días recientes, hubo recuperaciones parciales el martes, según analistas. Sin embargo, el mercado de Taiwán experimentó descensos adicionales, reflejando la sensibilidad de los inversionistas ante cualquier giro brusco en la política comercial de Estados Unidos o las eventuales medidas de respuesta de China.
El Partido Comunista enfrenta, además, la presión de una economía interna que ha venido desacelerándose durante años, impactada por la crisis inmobiliaria y el desempleo juvenil. Ahora, el eventual colapso del comercio con Estados Unidos añadiría una carga significativa.
El Dilema de la Negociación
Trump ha mencionado la posibilidad de negociar con otros países, y recientemente se reunió con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para avanzar en acuerdos de diversa índole. Sin embargo, aclaró que no contempla detener los nuevos aranceles contra China. Incluso en su red social Truth Social, el presidente insistió en que no dará marcha atrás si Pekín no retira las tarifas del 34% en represalia a las impuestas la semana pasada por Washington.
La pregunta que domina los análisis es: ¿quién cederá primero en esta confrontación? Si bien Estados Unidos es el destino principal de las exportaciones chinas, también es cierto que muchos sectores estadounidenses dependen de la manufactura y componentes provenientes de China. Expertos como Mary Lovely, del Instituto Peterson en Washington DC, señalan que “China bien podría estar dispuesta a soportar el dolor para no capitular ante lo que percibe como agresión”.
Deborah Elms, de la Fundación Hinrich en Singapur, destaca que ambos países están entrelazados de múltiples maneras, por lo que continuar con aranceles excesivos podría derivar en costes más allá del comercio, incluyendo servicios, tecnología y colaboración en diversas industrias. Roland Rajan, economista en jefe del Instituto Lowy, agrega que China cuenta con un amplio arsenal de medidas, como la depreciación de su moneda o restricciones a empresas estadounidenses, aunque no está claro si el gobierno chino quiere emplear todas estas herramientas a la vez.
Mientras el plazo de Washington se acerca sin señales de replanteamiento por parte de Pekín, las expectativas se centran en posibles encuentros diplomáticos. Tras regresar a la Casa Blanca, Trump no ha conversado directamente con Xi Jinping, aunque China ha dado indicios de querer mantener un canal abierto. Pese a todo, la incertidumbre reina.