La inflación interanual en Colombia alcanzó en junio de 2025 un nivel de 4.82%, marcando la primera vez en más de tres años que se ubica por debajo del umbral del 5 %. El anuncio fue hecho por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que destacó la tendencia descendente sostenida del Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante el último año.
En comparación con junio de 2024, cuando el IPC se situaba en 7.18%, la caída ha sido significativa. Esta desaceleración inflacionaria responde a un entorno macroeconómico más estable, la normalización de la oferta de alimentos y los efectos acumulados de una política monetaria restrictiva por parte del Banco de la República.
Desde los picos registrados en 2022 y 2023, cuando la inflación superó el 13%, el país ha logrado corregir gradualmente los desequilibrios que se arrastraban desde la pandemia. Para las autoridades económicas, el resultado de junio es una señal de que el proceso de desinflación avanza de forma estructural y no coyuntural.
Alimentos y Servicios Explican la Evolución Reciente
Uno de los factores clave detrás del descenso en la inflación ha sido la caída en los precios de los alimentos. En junio, los productos de la canasta básica registraron una reducción mensual de 0.08%, con la papa liderando las bajas. También disminuyeron otros rubros de consumo masivo, lo cual impactó directamente en el índice general.
No obstante, algunos sectores siguieron mostrando aumentos. Los precios en restaurantes y hoteles crecieron 0.42%, mientras que el sector salud lo hizo en 0.36%. También subieron los costos en bebidas alcohólicas, tabaco, transporte y vivienda, aunque de manera más moderada.
El dato de inflación mensual fue de 0.10%, inferior al 0.32% del mismo mes en 2024. Esta desaceleración muestra un ritmo de aumento de precios cada vez más controlado, especialmente en bienes volátiles como los alimentos y los energéticos.
Los expertos también destacan que los precios de los servicios públicos, como la electricidad y el gas, han comenzado a mostrar descensos debido a ajustes tarifarios y condiciones climáticas favorables. El panorama indica que, aunque existen presiones sectoriales, el grueso del consumo ya no impulsa alzas sostenidas en los precios.
Implicaciones para la Política Monetaria
El resultado de junio refuerza la expectativa de que el Banco de la República continuará con el ciclo de reducción de tasas de interés iniciado en marzo. Actualmente, la tasa se sitúa en 9.25%, pero los analistas prevén recortes graduales hacia finales de 2025 si la inflación sigue convergiendo hacia la meta oficial del 3%.
A pesar del progreso, los economistas advierten que aún hay riesgos latentes. Entre ellos se encuentran el comportamiento del tipo de cambio, la evolución del precio internacional de alimentos y el impacto de la situación fiscal del país.
Firmas como Corficolombiana proyectan que la inflación podría tener repuntes temporales en agosto u octubre, producto de efectos base, pero que cerraría el año en torno al 4.8%. La convergencia definitiva a la meta del 3% podría demorarse hasta bien entrado 2026, dependiendo del contexto regional y global.
El gobierno, por su parte, ha pedido prudencia en los recortes de tasas. El presidente Gustavo Petro advirtió recientemente sobre el riesgo de una “estanflación” si se reduce la tasa de interés antes de consolidar el control de precios, al tiempo que llamó a fortalecer el gasto social como complemento al ajuste monetario.
Impacto en el Consumo y en la Economía Real
La baja inflación ha traído alivio parcial para los hogares colombianos, cuyo poder adquisitivo se había visto fuertemente erosionado en los últimos años. Aunque la presión sobre los alimentos se ha reducido, los incrementos persistentes en servicios como salud y transporte siguen generando preocupación.
Desde una perspectiva económica, el país transita ahora por una fase de crecimiento moderado. Se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca entre 2.5% y 2.7% en 2025, con un desempeño influido por las altas tasas de interés, el ajuste fiscal y la lenta recuperación del consumo privado.
La combinación de inflación en descenso y una política monetaria aún contractiva dibuja un escenario de transición para la economía colombiana. Si bien los datos de junio son alentadores, todavía será necesario mantener la cautela para consolidar el camino hacia una inflación estable y sostenible en el mediano plazo.