En un giro notable de los acontecimientos financieros globales, América Latina se posicionó el año pasado como la región de mercados emergentes con la mayor emisión de deuda pública, superando a bloques tradicionales como Europa, Asia, Medio Oriente y África. Este fenómeno, impulsado por la necesidad de enfrentar las consecuencias económicas de la crisis del coronavirus, ha llevado a los gobiernos de la región a endeudarse masivamente en los mercados internacionales. Sin embargo, este camino hacia la recuperación económica viene acompañado de riesgos significativos, desde la sostenibilidad fiscal hasta el potencial descontento social.
La emergencia sanitaria global obligó a las naciones de América Latina a implementar paquetes de rescate fiscal sin precedentes, acumulando una deuda externa que alcanzó los US$53.000 millones. A pesar de una previsión de disminución en las emisiones netas de deuda pública a nivel global para este 2022, América Latina mantendrá su liderazgo con una estimación de US$44.000 millones en nuevas emisiones, según JP Morgan. Este endeudamiento, que representa una estrategia crucial para financiar el gasto público en tiempos de crisis, plantea interrogantes sobre la futura sostenibilidad fiscal de la región.
Economistas como Luis López Vivas de AXA Investment Managers advierten sobre la necesidad inminente de ajustes fiscales para preservar la credibilidad de América Latina ante los mercados internacionales. La región, que anteriormente se beneficiaba de un robusto crecimiento económico, ahora enfrenta un panorama de bajo crecimiento sin el impulso de un auge en las materias primas. Este escenario limita su capacidad para sostener niveles de gasto superiores a sus posibilidades reales.
La posible respuesta a esta sobreendeudamiento, que incluye recortes de gasto público, aumentos de impuestos y elevación de costos en servicios públicos, podría incitar al descontento social. Jimena Blanco de Verisk Maplecroft y Carlos de Sousa de Vontobel subrayan el riesgo latente de disturbios civiles como respuesta a las medidas de austeridad, recordando las protestas desencadenadas en años recientes por políticas similares en países como Ecuador y Chile.
No obstante, hay excepciones como Chile y Perú, donde se anticipa un aumento del gasto público tras recientes elecciones, destacando las diferencias en capacidades financieras y políticas fiscales a lo largo de la región. Además, la coyuntura actual ha ofrecido a América Latina una oportunidad para financiarse a costos relativamente bajos, aprovechando las condiciones de mercado antes de posibles ajustes en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos.
América Latina se enfrenta a un delicado equilibrio entre aprovechar las condiciones actuales de financiamiento y prepararse para un futuro de ajustes fiscales necesarios. Aunque la región ha mostrado resiliencia y astucia al navegar por un panorama económico complejo, los riesgos de sobreendeudamiento y las consecuencias sociales asociadas requieren una gestión cuidadosa y estratégica. La sostenibilidad fiscal y la estabilidad social se erigen como los principales desafíos para América Latina en su camino hacia la recuperación económica post-pandemia.