En el complejo tablero de la economía global, el peso mexicano ha emergido como un protagonista notable, ganando terreno frente al dólar estadounidense con un impresionante aumento del 11% en lo que va del año. Este fenómeno ha catapultado al “superpeso” a un nivel de prominencia no observado en los últimos siete años. Este artículo explorará las dinámicas detrás de este ascenso, enfocándose en la liquidez sin precedentes de la moneda en América Latina y su impacto en su fortaleza frente al dólar.
La liquidez del peso mexicano, descrita por Gabriela Siller, directora de Análisis Económico del Banco Base, como “la moneda más líquida de América Latina”, es un factor crucial en su apreciación. Esta liquidez, entendida como la facilidad de compra-venta en los mercados cambiarios, no solo aporta confianza a los inversores sino que también permite transacciones en grandes volúmenes. Contrastando con monedas menos líquidas de economías con alta inflación, como los bolívares venezolanos o los pesos argentinos, el peso mexicano brilla por su atractivo y estabilidad.
Además, la posición del peso en el mercado global es notable. Según el Banco de Pagos Internacionales (BIS), el volumen de transacciones con pesos mexicanos ha aumentado globalmente, ocupando el 16° lugar entre las monedas más negociadas. Este logro se atribuye a su régimen de libre flotación, la posibilidad de transacciones 24/7, y la confianza derivada de la estabilidad macroeconómica y la autonomía del Banco de México.
Los factores que impulsan la fortaleza del peso frente al dólar son diversos, incluyendo un aumento en las exportaciones hacia EE.UU., una notable diferencia en las tasas de interés entre ambos países, y una reconfiguración de los flujos de dinero a raíz de conflictos internacionales. La liquidez del peso también juega un papel crucial, ofreciendo a los inversores flexibilidad y seguridad.
Perspectivas Futuras
A futuro, la trayectoria del peso está intrínsecamente ligada a la economía de EE.UU. Carlos Alberto González, director de Análisis Económico de Monex, anticipa una desaceleración económica en EE.UU., lo que podría incidir en una leve depreciación del peso mexicano. Sin embargo, aún hay espacio para la apreciación, dependiendo de la severidad del frenazo económico estadounidense. En tiempos de incertidumbre económica, los inversores tienden a buscar refugio en monedas más sólidas, lo que podría influir en el futuro del “superpeso”.
El ascenso del peso mexicano en el contexto global es un reflejo de su robustez económica y su atractivo en el mercado de divisas. Su liquidez, la confianza de los inversores y la estabilidad macroeconómica han jugado roles fundamentales en su fortaleza. Mientras la economía mundial continúa su curso impredecible, el “superpeso” se mantiene como un jugador clave, demostrando su resiliencia y potencial frente a desafíos futuros.