En el tejido económico de América Latina, Chile destaca por una característica particularmente llamativa: la concentración de una riqueza extrema entre sus ultrarricos, una realidad que pone de manifiesto la profunda brecha social en el país. En 2021, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), basándose en datos de Forbes, reveló que el patrimonio conjunto de los chilenos más acaudalados equivalía a un sorprendente 16,1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Esta cifra no solo pone de relieve la enorme acumulación de riqueza sino también la concentración de la misma en un reducido grupo de “milmillonarios”, aquellos cuyo patrimonio supera los US$1.000 millones.
Dentro de este exclusivo círculo, figuras como Iris Fontbona y la familia Luksic, junto a otros destacados empresarios, dominan sectores clave como las finanzas, la minería, la forestal y el retail. La magnitud de esta concentración de riqueza no solo es un reflejo de la desigualdad económica en Chile, sino también un eco de la historia del país, donde prácticas como la privatización de empresas públicas y la supresión de sindicatos durante el régimen de Pinochet jugaron roles fundamentales en la configuración del actual panorama económico.
La propuesta del impuesto a los “superricos” del presidente Gabriel Boric, aunque controversial, busca abordar esta desigualdad estructural. Sin embargo, enfrenta críticas y desafíos, especialmente en un contexto donde la fuga de capitales y la inversión son preocupaciones constantes. A pesar de ello, la necesidad de una mayor equidad social se mantiene como un tema central, no solo en el discurso político sino en el anhelo de una sociedad más justa.
La riqueza extrema en Chile, por tanto, no es solo un indicador económico, sino un reflejo de desafíos históricos y contemporáneos que el país continúa enfrentando. La discusión en torno al “impuesto a los superricos” y las medidas para combatir la desigualdad económica son pasos hacia un debate más amplio sobre la justicia social y la distribución equitativa de la riqueza en una de las economías más dinámicas de América Latina.