El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, ha expresado públicamente su agradecimiento hacia el presidente argentino, Javier Milei, por su cooperación en el proyecto de dragado del Río de la Plata, que pretende profundizar el canal de acceso al Puerto de Montevideo de 13 a 14 metros. Esta colaboración marca un hito en las relaciones bilaterales, dado que anteriores administraciones argentinas habían expresado preocupaciones sobre el impacto negativo que tales obras podrían tener en el Puerto de Buenos Aires. El proceso de negociación, iniciado en 2013, encuentra ahora un nuevo aliento bajo la administración de Milei, sugiriendo un cambio de paradigma en la política argentina hacia una visión más integracionista y de cooperación regional.
El acuerdo, facilitado por las conversaciones entre la canciller argentina Diana Mondino y su homólogo uruguayo Omar Paganini, refleja un enfoque estratégico hacia el desarrollo de un sistema portuario que funcione como un polo logístico regional clave. La declaración de Paganini sobre la oportunidad de desarrollar el puerto como una puerta de entrada para los productos de la región del Río de la Plata subraya la importancia de este proyecto no solo para Uruguay, sino para toda la región. La formalización de este acuerdo por parte de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) y la próxima licitación de las obras por Uruguay son pasos concretos hacia la realización de este proyecto estratégico.
Este desarrollo no solo refuerza la infraestructura portuaria de Montevideo, permitiendo la llegada de megacontenedores de última generación, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro del comercio y la logística en Sudamérica, especialmente en relación con la dependencia de Argentina de puertos extranjeros para sus exportaciones agrícolas. A medida que los equipos técnicos de ambos países delinean una agenda común para el futuro, surge la perspectiva de una región más integrada y colaborativa.
La iniciativa del dragado del Río de la Plata es un testimonio del potencial de cooperación regional y del impacto positivo que la buena voluntad política puede tener en proyectos de infraestructura críticos. Al avanzar en este proyecto, Uruguay y Argentina no solo fortalecen sus capacidades portuarias, sino que también abren nuevas avenidas para el desarrollo económico y la integración regional.