La propuesta de Brasil al G-20 para implementar impuestos a la riqueza en América Latina generaría un ingreso adicional de 0.1% del PIB en la región, según estimaciones del Banco Mundial. Esta medida, orientada a reducir la desigualdad, ha sido analizada en el reciente Informe Económico para América Latina y el Caribe. Sin embargo, su viabilidad depende de diversos factores, como la movilidad de los activos financieros de los ultrarricos, lo que podría limitar la recaudación efectiva.
Impacto Potencial de Los Impuestos a la Riqueza
El Banco Mundial estima que, si no hubiera movilidad de capitales, los impuestos a la riqueza propuestos generarían un ingreso adicional del 0.1% del PIB. “Esta recaudación sólo se alcanzaría bajo el supuesto de que no se presente movilidad alguna en la región”, explicó William Maloney, economista jefe para América Latina en el Banco Mundial. Sin embargo, en la práctica, la movilidad de los activos de los más ricos complica la implementación de este tipo de impuestos, ya que suelen mover sus bienes para evadir cargas fiscales.
La Estructura de Riqueza en América Latina
El informe destaca que los billonarios de América Latina son menos numerosos y su riqueza es inferior en comparación con sus homólogos de economías avanzadas. “La riqueza de los 10 billonarios más ricos de la región, en conjunto, apenas supera la riqueza del hombre más rico de Estados Unidos”, se menciona en el informe. Esta diferencia subraya la necesidad de encontrar alternativas fiscales adaptadas a la realidad de la región.
Impuestos a la Propiedad: Una Opción Viable
Ante la dificultad de gravar la riqueza financiera, el Banco Mundial propone centrarse en los impuestos a la propiedad. “Gravar las tierras sin utilizar de forma diferenciada, puede contribuir a una mayor productividad”, señala el informe. Esta medida también podría fortalecer a los gobiernos locales, reduciendo su dependencia de las transferencias del gobierno central y ofreciendo una fuente de ingresos más estable.
Lecciones de Las Economías Avanzadas
La experiencia internacional ha mostrado diferentes enfoques para gravar la riqueza. En América del Norte se han enfocado en impuestos a la propiedad y de sucesión, mientras que Europa ha aplicado impuestos a la riqueza neta, aunque algunos de estos han sido limitados o derogados recientemente. “Por encima de todo, el impuesto a la riqueza debe ser considerado como un elemento más de una reforma tributaria más amplia, dirigida tanto a mejorar la equidad como a estimular el crecimiento”, se destaca en el informe.
Desafíos Y Oportunidades Para América Latina
La propuesta de gravar la riqueza en América Latina presenta tanto oportunidades como desafíos. Si bien podría proporcionar un ingreso adicional significativo, la movilidad de los activos y la limitada riqueza de los más ricos en la región complican su aplicación. Una alternativa más práctica podría ser centrarse en impuestos a la propiedad, que son menos móviles y más fáciles de gestionar. En cualquier caso, los países deben diseñar políticas fiscales robustas y coordinadas para maximizar el impacto de estas medidas.