En el contexto de la economía colombiana, la reciente reforma tributaria impulsada por el gobierno de Gustavo Petro, que incluyó un significativo aumento en los aranceles para las importaciones textiles, ha desencadenado un incremento alarmante en el contrabando dentro del sector. Según empresarios de la industria, la elevación del arancel ad valorem al 40%, la máxima tasa permitida por la Organización Mundial del Comercio (OMC), no solo buscaba fortalecer la producción local sino que, paradójicamente, ha resultado en un aumento del 30% en la actividad de contrabando.
La medida, parte de los esfuerzos liderados por el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo, derogó el Decreto 414 de abril de 2021, que aplicaba el mismo porcentaje de arancel pero bajo condiciones específicas. La intención detrás de esta política arancelaria era clara: promover la industria textil nacional. Sin embargo, las estadísticas revelan una disminución significativa en las importaciones de productos textiles, lo que refleja los efectos inmediatos de la nueva regulación. Para el primer trimestre de 2023, las importaciones de textiles confeccionados disminuyeron aproximadamente un 31% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
A pesar de la notable reducción en las importaciones, la industria textil se enfrenta a desafíos crecientes. Adolfo Botero, gerente de Comertex, destaca la necesidad de enfocarse en la innovación y la competitividad más allá de la imposición de aranceles. La informalidad en el sector, que ha alcanzado el 60%, se señala como una preocupación mayor, indicando que las medidas proteccionistas por sí solas no son suficientes para combatir los problemas estructurales de la industria.
El aumento de los aranceles en la industria textil colombiana, si bien tenía como objetivo apoyar la producción local, ha tenido efectos colaterales que requieren atención. El contrabando en aumento y los retos en competitividad e innovación son claros indicativos de que las políticas proteccionistas deben ir acompañadas de estrategias integrales que aborden las raíces de la informalidad y fomenten el desarrollo sostenible del sector. Es crucial que el gobierno y los actores de la industria trabajen conjuntamente para encontrar un equilibrio entre la protección y el estímulo a la innovación, garantizando así un futuro próspero para la industria textil colombiana.