En el año 2022, la economía informal de México alcanzó niveles récord, contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) del país. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y su Medición de la Economía Informal (MEI) 2022, la economía informal representó el 24.4% del PIB nacional en valores corrientes. Este dato no solo revela la magnitud de la economía no regulada en México, sino también pone de manifiesto las complejidades y retos que enfrenta el país en términos de regulación económica y bienestar social.
El informe del Inegi destaca que, de cada 100 pesos del PIB de México, 76 fueron generados por personas ocupadas en sectores formales, mientras que los restantes 24 pesos provinieron de la economía informal. Esta última incluye negocios no constituidos formalmente y que, por tanto, no cumplen con ciertas obligaciones legales como el pago de algunos impuestos o la provisión de seguridad social para sus trabajadores.
Los sectores predominantes en la economía informal incluyen el comercio al por mayor y por menor, que representa el 36% de los empleos informales, seguido por la construcción (14.4%), las manufacturas (13.9%) y la agricultura (11.4%). Estos datos no solo reflejan la diversidad de actividades dentro de la economía informal, sino también la relevancia de estos sectores para la economía general de México.
La prevalencia de la economía informal en México presenta tanto desafíos como oportunidades. Por un lado, evidencia la necesidad de políticas efectivas para integrar estos sectores a la economía formal, garantizando así una mayor seguridad y beneficios para los trabajadores. Por otro lado, el robusto aporte al PIB subraya el papel fundamental de la economía informal en la sustentación del crecimiento económico del país. El desafío para México será encontrar el equilibrio adecuado para fomentar la formalización sin inhibir el dinamismo económico que caracteriza a estos sectores.