La agencia calificadora Fitch Ratings advirtió que la deuda pública de Colombia podría alcanzar el 63% del PIB en 2026, superando con creces la proyección anterior del 54% para 2025. Este incremento sostenido colocaría al país por encima del promedio de deuda de las naciones con calificación “BB”, que se sitúa alrededor del 54% del PIB. Fitch considera que la actual estrategia fiscal del gobierno enfrenta riesgos significativos, particularmente por su dependencia de una futura reforma tributaria, cuya viabilidad política se ve afectada por el calendario electoral de 2026.
Según el análisis de Fitch, el esfuerzo fiscal que implicaría reducir el déficit a los niveles objetivos no está suficientemente respaldado por medidas concretas. La agencia considera poco probable que se logre un ajuste neto de 1% del PIB, ya que este depende en gran medida de ingresos adicionales, en lugar de reducciones del gasto. Esta falta de claridad en el plan de consolidación fiscal ha generado desconfianza en los mercados y en otras agencias internacionales.
Modificación De La Regla Fiscal y Efectos Inmediatos
En respuesta al creciente desequilibrio fiscal, el gobierno activó por tres años la llamada cláusula de escape de la regla fiscal, lo que permite elevar el déficit por encima de los topes establecidos. Con esta modificación, el déficit esperado para 2025 pasa de 5.1% a 7.1% del PIB, y para 2026 se proyecta en 6.2%. Esta maniobra ha sido duramente criticada por analistas y organismos internacionales, quienes ven en la suspensión de la regla un debilitamiento institucional.
Fitch también advirtió sobre el uso de ingresos extraordinarios no recurrentes, como ventas de activos estatales, que han permitido mejorar artificialmente el balance fiscal en 2024 por hasta 1.8% del PIB. Esta estrategia no es sostenible a mediano plazo y podría comprometer la credibilidad de las finanzas públicas. El organismo Fedesarrollo, por su parte, alertó que Colombia podría registrar el mayor déficit primario en más de un siglo, descontando el periodo de la pandemia.
Reacción Internacional y Riesgo Crediticio
Otras calificadoras han seguido una línea similar. Moody’s redujo su nota a Baa3, el escalón más bajo dentro del grado de inversión, mientras que S&P rebajó su calificación a BB, ambos con perspectiva negativa. Estas decisiones reflejan la preocupación por el deterioro fiscal y los crecientes desafíos institucionales. La carga de la deuda, junto con el contexto político, ha elevado la percepción de riesgo país, lo que se traduce en tasas de interés más altas y menor apetito de los inversionistas.
El Fondo Monetario Internacional también expresó inquietud. Reportó que el déficit fiscal aumentó de 4.2% del PIB en 2023 a 6.7% en 2024, superando ampliamente los objetivos fiscales planteados por el Ministerio de Hacienda. El deterioro de las cuentas públicas ha coincidido con un contexto macroeconómico difícil, marcado por bajo crecimiento y dificultades en la ejecución presupuestaria.
Voces dentro del país, como la del exministro José Manuel Restrepo, han apuntado que el principal problema no radica en las tasas de interés sino en el exceso del gasto público. Según sus cifras, el déficit primario acumulado a abril alcanzó el 2.8% del PIB, con ingresos equivalentes al 5.7% y gastos por 8.5%. Estas cifras indican una trayectoria insostenible que exige medidas urgentes.
Obstáculos Políticos y Presiones Electorales
El gobierno de Gustavo Petro se enfrenta ahora a un escenario político adverso. El año preelectoral dificulta la aprobación de reformas estructurales, especialmente una nueva reforma tributaria, clave para recuperar el equilibrio fiscal. Fitch considera improbable que el Congreso impulse medidas impopulares en un ambiente de creciente polarización.
Mientras tanto, los analistas ven poco margen para reducir el gasto público, dada la rigidez presupuestaria en sectores como pensiones, salud y subsidios sociales. Sin una estrategia clara, el gobierno corre el riesgo de depender exclusivamente del endeudamiento para financiar sus compromisos. Esto podría profundizar la brecha fiscal y aumentar aún más el costo del crédito para el país.
El escenario fiscal de Colombia sigue sujeto a incertidumbre. Sin señales de corrección claras y con una deuda que apunta a 63% del PIB, el país se aleja de los parámetros que sostienen la confianza en los mercados internacionales.