El año 2024 se presenta como un periodo de transición y desafío para América Latina. Los expertos pronostican una disminución en el crecimiento económico y una leve reducción en la inflación. En un contexto de ralentización global, con economías como las de Estados Unidos y China desacelerándose, América Latina enfrenta retos únicos. A pesar de esta situación desafiante, surge una “gran oportunidad” en la forma de la transición ecológica, que podría revitalizar la economía de la región y crear empleo sostenible.
El pronóstico para América Latina, según William Maloney, economista jefe para la región del Banco Mundial, es una continuidad de economías resilientes pero con un crecimiento limitado. Las proyecciones del Banco Mundial y la Cepal indican un crecimiento del 2,3% y 1,9% respectivamente, cifras que reflejan una economía con poco dinamismo. A esto se suma una política fiscal y monetaria restringida por altos niveles de deuda y costos de financiamiento.
Por otro lado, la inflación muestra signos de desaceleración. Joan Domene, economista jefe para América Latina de Oxford Economics, señala que, aunque las tasas de interés se mantendrán cautelosas, la inflación está en camino de normalizarse, centrándose en la “inflación subyacente”, excluyendo elementos volátiles como energía y alimentos.
La “gran oportunidad” radica en la transición verde. Sebastián Nieto, del Centro de Desarrollo de la OCDE, sugiere que una inversión del 3% del PIB en sectores verdes no solo reduciría las emisiones de CO2, sino que también generaría empleo formal. América Latina, con un tercio de su energía siendo renovable y rica en recursos como litio y cobre, está en una posición única para aprovechar esta oportunidad.
Mientras América Latina se enfrenta a un 2024 de crecimiento económico limitado y desafíos inflacionarios, emerge un rayo de esperanza en la transición hacia una economía más verde. Esta transición no solo promete enfrentar los desafíos ambientales, sino también impulsar el empleo y la innovación en la región. La clave estará en cómo los gobiernos y las entidades financieras apoyan e invierten en estas iniciativas, marcando el camino para un futuro más sostenible y próspero para América Latina.