Una derrota inesperada desató la furia del número 1 del mundo ante Gukesh. El ajedrez, más allá del tablero, revela la importancia de la inteligencia emocional en el alto rendimiento.
Durante la sexta ronda del súper torneo Norway Chess, que se celebra en Stavanger, Noruega, el ambiente sereno que caracteriza al ajedrez se vio alterado por un episodio inusual. Magnus Carlsen, número uno del mundo y leyenda viva del tablero, perdió el control emocional tras cometer un grave error en su partida contra el joven campeón mundial, el indio Dommaraju Gukesh. Luego de casi cinco horas de juego en las que Carlsen lideró con solvencia llevando las piezas negras, un cálculo equivocado cambió radicalmente el curso del enfrentamiento.
Frustrado por haber dejado escapar la victoria, Carlsen golpeó violentamente la mesa con ambos puños, haciendo volar las piezas que aún quedaban sobre el tablero. Acto seguido, se rindió y ofreció disculpas a su oponente, que aún visiblemente conmocionado apenas logró reaccionar. Para Gukesh, de solo 19 años, fue la primera victoria sobre Carlsen, quien había sido su verdugo apenas una semana antes en la primera vuelta del torneo.
Gukesh, Entre la Sorpresa Y la Felicidad
El joven prodigio no escondió su desconcierto por la forma en que obtuvo el triunfo. “Hoy tuve suerte”, declaró con humildad ante la prensa. Reconoció haber estado en desventaja y aseguró que su estrategia fue simplemente resistir. El error de Carlsen le abrió la puerta al triunfo. “Estoy feliz, y mi familia también lo estará. Aunque entiendo su enojo; yo también he golpeado alguna mesa”, agregó entre risas.
El torneo, que se juega bajo el sistema round robin a doble vuelta, reúne a seis grandes figuras del ajedrez mundial. El incidente dejó una marca en esta edición, recordando que incluso los mejores pueden sucumbir ante la presión y la emoción.
Un Antecedente Histórico: Fischer vs Najdorf
El caso trajo a la memoria un episodio similar ocurrido hace más de seis décadas. En la Olimpíada de Leipzig de 1960, el joven Bobby Fischer, entonces de 17 años, reaccionó de forma similar tras un empate con el gran maestro argentino Miguel Najdorf. Según contó el propio Najdorf, Fischer, frustrado por no poder ganar una partida que parecía favorable, arrojó las piezas del tablero y se marchó sin saludar. Posteriormente, pidió disculpas y desde entonces ambos forjaron una amistad.
Ajedrez E Inteligencia Emocional
El ajedrez es mucho más que táctica y cálculo. La gestión de las emociones es crucial en un deporte que exige silencio, concentración y paciencia. Como explicó el coach español Daniel Muñoz, la inteligencia emocional permite reemplazar emociones negativas mediante la razón, aunque este proceso no sea inmediato. “La razón necesita tiempo”, apuntó.
Cada partida representa entre 40 y 60 decisiones bajo presión. Para muchos expertos, el ajedrez es una herramienta eficaz para educar emocionalmente, enseñar control de impulsos y convertir la frustración en aprendizaje. Ya está presente en muchas escuelas como recurso formativo.
El psicólogo Cernuda Lago señaló en 2016 que el ajedrez exige manejar emociones como la euforia, la tristeza y la irritabilidad. La práctica regular ayuda a moderar reacciones impulsivas, como las que se vieron reflejadas en Carlsen.
Carlsen: Caída Humana, Legado Intacto
Nadie discute la grandeza de Carlsen. Su renuncia al título mundial en 2021 respondió a una pérdida de motivación, no a falta de nivel. El propio Gukesh reconoce su superioridad histórica. Quizá por eso la derrota dolió más: no fue el talento del rival lo que lo venció, sino un descuido propio. Un error humano que desnuda la otra cara del ajedrez: la del carácter, el ego y la necesidad de aprender también desde la derrota.