En México, el papel de las mujeres en la ciencia y la investigación es fundamental, pero muchas veces su trabajo queda en la sombra debido a la falta de apoyos e inversión. Por ello, iniciativas como “25 Mujeres en la Ciencia” han surgido para dar visibilidad y reconocimiento a las miles de mujeres científicas e investigadoras que buscan mejorar la vida y proteger el medio ambiente a través de sus proyectos.
Desde su creación hace cuatro años, “25 Mujeres en la Ciencia” ha cerrado brechas de género en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM), áreas que se proyectan como predominantes en el mercado laboral para el 2030, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). A pesar de esto, actualmente solo el 28% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres.
La iniciativa busca inspirar a las nuevas generaciones de niñas y mujeres a seguir carreras científicas, destacando el impacto positivo que las mujeres científicas tienen en la región. La empresa 3M, promotora de la inclusión y la ruptura de estereotipos de género en la ciencia, decidió crear esta iniciativa para dar visibilidad a las mujeres científicas en Latinoamérica.
En la reciente edición de los premios “25 Mujeres en la Ciencia”, celebrada en la Colonia Hipódromo Condesa, se reconoció el trabajo de científicas mexicanas que han destacado en diversas áreas. Por ejemplo, Angélica del Carmen Ruiz Font presentó el proyecto TALARIA Bioherbicida, una alternativa biológica al glifosato, con el objetivo de eliminar agrotóxicos de los suelos y los alimentos.
Otra ganadora, Berenice Balderas, desarrolló una metodología para la evaluación de compuestos orgánicos volátiles en miel de abejas, permitiendo caracterizar una huella eco metabólica de sitios impactados por plaguicidas. Mientras que Liliana Romero Reséndiz creó AIHA, un nuevo material antimicrobiano que transforma espacios públicos, médicos, de transporte y alimentarios en un escudo contra virus y bacterias.
Karime Guillén Libien, por su parte, fundó Rearvora, una empresa dedicada a dar nueva vida a los residuos orgánicos a través de la revaloración y reciclaje de desechos, utilizando innovación biotecnológica para impulsar cambios significativos en la industria. Ibeth Cortés Ángeles, utilizó semillas como el maíz criollo para producir forraje verde hidropónico, sustituyendo nutrientes inorgánicos por orgánicos y disminuyendo así el impacto ambiental.
A pesar de los avances y logros de estas científicas, aún se necesitan más recursos y apoyos para que sus proyectos puedan alcanzar un nivel comercial y tener un mayor impacto. El gobierno y las instituciones públicas deben tomar nota de estas iniciativas y proporcionar el respaldo necesario para que la ciencia y la innovación en México puedan seguir creciendo y contribuyendo al desarrollo sustentable del país.