En el corazón de Miami, resguardado por imponentes medidas de seguridad, se encuentra el Network Access Point de las Américas (NAP), una fortaleza moderna que sirve como el “cerebro” de internet para América Latina. Este centro de datos, gestionado por Equinix, desempeña un papel crucial en la conectividad de la región, siendo el punto de interconexión para el 90% de las comunicaciones por internet en América Latina.
El NAP, ubicado en un edificio con un vistoso techo adornado con grandes esferas blancas, alberga 18 cables submarinos que llevan internet a toda la región latinoamericana. Equipado con altas medidas de seguridad, incluyendo paredes de 43 cm de grosor y un equipo de guardias armados, el centro de datos está diseñado para resistir incluso un huracán de categoría 5.
El acceso al NAP es altamente restringido, con múltiples filtros de seguridad que incluyen escaneo de palma de mano y registros biométricos. Solo personas autorizadas tienen permitido ingresar a las “jaulas” donde se encuentra la tecnología de interconexión, lo que garantiza la protección de la infraestructura crítica.
Conectando a 176 clientes, que incluyen operadores de internet y telefonía de toda América Latina y el Caribe, el NAP es una parte vital de la infraestructura de comunicaciones de la región. Además de los proveedores de servicios de telecomunicaciones, el centro de datos también alberga conexiones de servicios clave, como proveedores de comunicación, instituciones financieras y agencias gubernamentales.
A pesar de su importancia, el NAP no gestiona la información que pasa a través de sus servidores. Su función principal es garantizar la estabilidad y continuidad del servicio, permitiendo que el tráfico de internet fluya sin interrupciones.
El centro de datos consume una gran cantidad de energía para mantener en funcionamiento su infraestructura, incluyendo 27 unidades de aire acondicionado masivas para regular la temperatura del hardware. A pesar de este consumo energético significativo, el NAP ha implementado medidas para reducir su huella ambiental y aumentar su eficiencia energética.
Durante más de dos décadas, el NAP ha sido un punto central para el tráfico de internet en América Latina, adaptándose constantemente a los avances tecnológicos y a la creciente demanda de datos. Durante la pandemia de COVID-19, el centro de datos experimentó un aumento masivo en el tráfico de datos, demostrando su importancia en un mundo cada vez más digitalizado.
Aunque el NAP se enfrenta a desafíos, como la creciente amenaza de ciberataques y la posibilidad de desastres naturales, su robusta infraestructura y medidas de seguridad lo convierten en un pilar fundamental de la conectividad en América Latina.