Claudia Sheinbaum Pardo se ha alzado como la primera mujer en gobernar México, marcando un hito histórico en la política del país. Con una trayectoria científica notable, su victoria en las elecciones presidenciales ha suscitado un renovado optimismo entre la comunidad científica mexicana. Sheinbaum, candidata del partido gobernante (Morena), obtuvo una abrumadora victoria con el 59.35% de los votos, superando significativamente a su rival más cercana, Xóchitl Gálvez, quien alcanzó el 27.9%.
Originaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se formó como física y completó su maestría y doctorado en ingeniería ambiental, Sheinbaum ha desarrollado una destacada carrera como investigadora en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Su experiencia en la generación de inventarios de gases de efecto invernadero y análisis de políticas energéticas la posiciona como una líder con una perspectiva única en materia de ciencia y tecnología.
La elección de Sheinbaum representa un cambio significativo en el panorama político del país, especialmente en lo que respecta a la relación entre el gobierno y la comunidad científica. Durante el mandato anterior, se produjeron tensiones entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y parte de la comunidad científica, destacando el desacuerdo con la directora del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (CONAHCYT), Elena Álvarez Buylla.
La política científica actual ha sido objeto de críticas debido a su falta de implementación efectiva, atribuida a factores políticos, financieros y de gestión. Esto ha generado descontento entre los investigadores, quienes han expresado preocupaciones sobre la distribución de recursos, la evaluación de la actividad científica y la identificación de problemas prioritarios a nivel nacional.
La visión de la ciencia ha sido otro punto de conflicto, con algunas partes abogando por una perspectiva más crítica y transformadora. Esta discrepancia subraya la importancia de un liderazgo en el CONAHCYT que pueda crear consensos y promover un enfoque más inclusivo y colaborativo en la formulación de políticas científicas.
Ante este complejo panorama, la elección de Sheinbaum ofrece una oportunidad para un nuevo comienzo. Los expertos destacan la necesidad de mantener lo que ha sido exitoso en términos de programas científico-técnicos y evaluaciones, mientras se implementan cambios para aumentar la simplificación administrativa y el presupuesto disponible para la ciencia y la tecnología.
La búsqueda de un nuevo líder para el CONAHCYT se presenta como una prioridad clave. Se espera que la persona seleccionada tenga experiencia en ciencia, habilidades conciliadoras y capacidad para generar consensos en un entorno diverso y complejo.
En última instancia, el objetivo del próximo gobierno es trabajar en conjunto para abordar los problemas fundamentales del país, priorizando la ciencia con responsabilidad social. La victoria de Sheinbaum representa un paso hacia adelante en este camino, con la esperanza de que su liderazgo marque el comienzo de una nueva era de colaboración y progreso en el ámbito científico y tecnológico de México.