Un paso hacia una agricultura más segura
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural anunció la prohibición de 35 plaguicidas catalogados como altamente peligrosos en México. La medida fue publicada en el Diario Oficial de la Federación y representa un avance significativo para garantizar prácticas agrícolas más seguras y sostenibles en el país.
El titular de la dependencia, Julio Berdegué Sacristán, señaló que esta acción es resultado del trabajo conjunto entre diversas instituciones, incluidas las secretarías de Salud, Economía y Medio Ambiente. La decisión responde a la instrucción directa de la presidencia, con el objetivo de proteger tanto a quienes trabajan en el campo como a los consumidores.
Plaguicidas prohibidos y sus riesgos
Entre las sustancias retiradas destacan algunos de los químicos más cuestionados a nivel internacional. El aldicarb, utilizado en caña de azúcar, es altamente tóxico y provoca severos daños en la piel. Otro caso es el carbofuran, considerado uno de los plaguicidas más peligrosos del mundo, prohibido en Canadá y Estados Unidos, y que en México se aplicaba en cultivos como algodón y aguacate.
El endosulfan, antes usado en maíz, algodón y frutas, está vetado en más de 50 países debido a sus efectos nocivos sobre la salud y el medio ambiente. También figura el DDT, un compuesto restringido en gran parte del mundo desde la década de 1970, pero que seguía detectándose en muestras de abejas en el país, evidenciando sus impactos persistentes.
La lista completa incluye 35 plaguicidas que, de acuerdo con organismos de salud y medio ambiente, representan riesgos inaceptables por su toxicidad, persistencia y capacidad de bioacumulación.
Impacto en la producción agrícola
La prohibición no solo busca reducir daños ambientales, sino también salvaguardar la salud de miles de trabajadores agrícolas expuestos diariamente a estas sustancias. Al eliminar su uso, se pretende fomentar prácticas más limpias que garanticen alimentos libres de compuestos altamente tóxicos.
De acuerdo con la Secretaría, el sector agrícola deberá adaptarse a nuevas alternativas de manejo de plagas, lo que abre la puerta al desarrollo de tecnologías más seguras y sostenibles. Con ello, se fortalece el compromiso de México con estándares internacionales que priorizan la seguridad alimentaria y la protección de la biodiversidad.
Un compromiso con el futuro
La decisión de prohibir estos plaguicidas marca un precedente en la política ambiental y agrícola del país. Con un marco regulatorio más estricto, se refuerza la visión de una agricultura moderna, enfocada en el bienestar de los productores, los consumidores y los ecosistemas.
La medida refleja un compromiso con la construcción de un futuro más saludable, en el que la producción agrícola en México se distinga por prácticas responsables y alineadas con los principios de sostenibilidad. Esta transición, aunque exigente para algunos sectores, representa un beneficio a largo plazo para la sociedad en su conjunto.