Durante más de medio siglo, la idea de unir Sicilia y la región de Calabria con un puente sobre el estrecho de Mesina ha alternado entre el sueño y el cajón. Bocetos de los años 60 fueron descartados por motivos de costo; en los 90 se denunció riesgo de infiltración mafiosa; y en 2012 el plan quedó varado por exigencias medioambientales y dudas sísmicas.
Ahora, con el aval del Comité Interministerial para la Programación Económica y el Desarrollo Sostenible, el proyecto vuelve a la línea de salida con una financiación de US$15,600 millones y el respaldo político de la primera ministra Giorgia Meloni y del ministro de Transportes Matteo Salvini. Ambos aseguran que la nueva versión incorpora disipadores de energía y materiales que permitirían soportar seísmos de magnitud 7,5, en una de las zonas tectónicas más activas del Mediterráneo.
Detalles Técnicos Y Financiación
El diseño final prevé un vano suspendido de 3.3 kilómetros, sostenido por dos torres de casi 400 metros y un tablero de 60 metros que alojará seis carriles de tráfico —tres por sentido— y dos vías férreas centrales. Cada cable principal superará el metro de diámetro y contendrá unos 44.000 hilos de acero.
Salvini adelantó que la obra se declarará «gasto de defensa», de modo que computará dentro del objetivo de la OTAN de destinar el 5 % del PIB a capacidades militares; esa maniobra permitirá liberar fondos ordinarios para otras infraestructuras. La construcción se licitará en 2026 y el cronograma oficial fija la inauguración entre 2032 y 2033, siempre que la obra supere los informes del Tribunal de Cuentas y los dictámenes ambientales de Roma y Bruselas.
Impacto Económico Y Social
El Ejecutivo calcula que el puente generará hasta 120,000 puestos de trabajo anuales (directos e indirectos) durante toda la fase de construcción, dinamizando dos de las regiones más pobres de Europa. El proyecto incluye 40 kilómetros de nuevas autopistas y ferrocarriles para enlazar con las redes nacionales, lo que reducirá el tiempo de cruce del estrecho de los actuales 30 minutos en ferry a unos 15 minutos en vehículo privado o tren. Además, se baraja un peaje inferior a 10 euros por automóvil, cifra que, según el Ministerio de Economía, garantizaría la amortización de la inversión sin penalizar la movilidad local. Las autoridades regionales confían en atraer turismo, logística portuaria y cadenas de suministro más eficientes, mientras que sectores industriales prevén ahorros sustanciales en transporte de mercancías hacia el Mediterráneo oriental y el norte de África.
Retos Y Críticas Persistentes
Aun con el visto bueno gubernamental, la obra encara un laberinto de desafíos. Colectivos ecologistas alertan de que el puente interferirá en rutas migratorias de aves y consumiría millones de litros de agua diaria para la fabricación de hormigón, en territorios que ya sufren sequía crónica. Alcaldes como Giusy Caminiti, de Villa San Giovanni, denuncian la falta de consulta ciudadana y temen expropiaciones forzosas en suelo urbano.
El opositor Partido Demócrata advierte que desviar tantos recursos dificulta renovar escuelas, hospitales y transporte regional. Sobrevuela, además, la sospecha de que los clanes mafiosos de Sicilia y Calabria intenten captar contratos o desviar fondos, algo que Salvini califica de «fantasmas del pasado» pero que la Dirección Nacional Antimafia seguirá de cerca. De prosperar las impugnaciones judiciales ante tribunales nacionales o europeos, la construcción podría verse ralentizada o incluso paralizada, prolongando un debate que ya dura más de cinco décadas.