Un Hallazgo Que Reescribe la Historia Precolombina
Una ciudad antigua de aproximadamente 3.500 años fue descubierta en el norte de Perú, revelando una compleja red social y comercial que habría coexistido en esplendor con civilizaciones como la egipcia y la sumeria. Llamada Peñico, esta urbe milenaria no solo muestra un desarrollo independiente, sino también una planificación urbana sofisticada, lo que sugiere un alto nivel de organización política, social y religiosa.
Ubicada estratégicamente sobre una colina en la provincia de Barranca, a unos 600 metros de altitud, Peñico presenta estructuras de piedra y adobe que sobrevivieron al paso del tiempo. Su localización no fue casual: la altitud ofrecía una vista dominante del entorno, protección contra inundaciones y deslizamientos, y facilitaba las conexiones entre las comunidades costeras y andinas. Este posicionamiento la convirtió en un punto clave dentro de una red de intercambio regional.
Centro de Intercambio Y Monumentalidad Arquitectónica
Peñico se habría establecido como un nodo estratégico en una extensa red comercial que vinculaba el litoral sudamericano con los Andes. A través de bosques densos, esta ciudad permitía el flujo de productos, conocimientos y símbolos culturales entre diversas comunidades.
Uno de los elementos más relevantes encontrados fue la hematita, un mineral de hierro utilizado para producir pigmentos rojos con fuerte carga simbólica en las creencias andinas. Su presencia sugiere que la ciudad jugó un papel clave en la circulación de materiales rituales y en la consolidación de una cosmología compartida en la región.
Hasta el momento, se han identificado 18 estructuras dentro del sitio, entre ellas edificios públicos mayores y menores, así como complejos residenciales. El trazado urbano y la distribución arquitectónica guardan similitudes con la civilización de Caral, considerada una de las más antiguas de América. Este vínculo resalta la continuidad cultural en el valle del Supe y aporta pistas sobre la evolución del urbanismo en la región andina.
Relieves, Instrumentos Y Simbolismo Ancestral
Dentro del conjunto arqueológico, destaca una edificación conocida como “B2”, reconocida por sus relieves escultóricos que adornan muros y entradas. Estas representaciones muestran figuras de pututus, instrumentos hechos de caracola marina usados por las sociedades andinas para emitir sonidos a larga distancia. Eran utilizados tanto como medios de comunicación en eventos comunitarios como en ceremonias religiosas.
Los pututus también eran considerados objetos de prestigio y estatus social. Su representación en las paredes del edificio sugiere que este espacio tenía una función ceremonial importante, probablemente relacionado con la organización política o espiritual de la ciudad.
Además, los arqueólogos hallaron collares elaborados con cuentas de rodocrosita, crisopasa, huesos de animales y arcilla, lo cual indica la existencia de prácticas rituales y la importancia del adorno personal como símbolo de identidad y pertenencia. Estos objetos refuerzan la idea de que Peñico no era solo un centro económico, sino también un lugar donde lo sagrado y lo cotidiano se entrelazaban profundamente.
Una Ciudad de Integración Y Legado Cultural
Los avances en tecnología, como el uso de drones para el análisis del terreno, han permitido a los investigadores identificar nuevas estructuras alineadas de forma paralela, lo cual sugiere una planificación urbanística intencional. Estos descubrimientos posicionan a Peñico como una ciudad de integración social, donde convergían distintos grupos humanos y se compartían saberes, prácticas y creencias.
El hallazgo de Peñico representa un paso crucial para entender el desarrollo temprano de las civilizaciones en América del Sur. Su antigüedad, monumentalidad y complejidad la colocan en la misma línea de grandeza que otras sociedades tempranas del mundo, aportando evidencia de que en los Andes existieron centros urbanos avanzados con identidades propias.
Este descubrimiento no solo enriquece el panorama arqueológico del continente, sino que invita a replantear el papel de las civilizaciones andinas en la historia global. Peñico, ciudad de piedra, adobe y simbolismo, emerge desde el pasado como un testimonio del ingenio humano en tiempos remotos.