Su Capacidad Reproductiva Le Otorga Ventaja Frente Al Cambio Climático
Mientras muchas especies de coral han disminuido por el aumento de la temperatura marina, la contaminación y la sobrepesca, el coral mostaza (Porites astreoides) ha logrado expandirse y consolidarse como una de las especies más persistentes en los arrecifes del Caribe. Un nuevo estudio publicado en la revista Ecology explica que esta resistencia no es casual, sino el resultado de una estrategia reproductiva que le permite prosperar en condiciones adversas.
La investigación, liderada por Don R. Levitan, de Florida State University, documenta cómo esta especie ha incrementado su abundancia relativa desde 1987 en sitios como St. John (Islas Vírgenes de EE.UU.), mientras que especies como el coral estrella lobulado (Orbicella annularis), tradicionalmente dominantes, han sufrido un marcado retroceso.
Clonación, Partenogénesis Y Éxito Reproductivo
A diferencia de corales que dependen de una alta densidad poblacional para reproducirse sexualmente, el coral mostaza ha adoptado una estrategia basada en la clonación y la partenogénesis. Este mecanismo le permite generar descendencia sin necesidad de fecundación, lo que resulta clave en ambientes degradados donde otras especies no logran reproducirse eficazmente.
El estudio demostró que hasta el 59,2% de las colonias de Porites astreoides corresponden a clones genéticamente idénticos. Las larvas, desarrolladas dentro de la colonia madre, tienden a establecerse cerca, facilitando la formación de grupos familiares bien adaptados al entorno local.
En cambio, Orbicella annularis depende del “broadcast spawning”, un método de reproducción sexual externa que requiere condiciones muy específicas de sincronización y densidad, cada vez más escasas en los arrecifes actuales.
Incremento Relativo Pese a Su Fragilidad
Aunque el coral mostaza sigue ocupando un área menor en comparación con otras especies históricas, su incremento relativo ha sido notable. En el sitio de Yawzi Point, la cobertura de Orbicella cayó de 40,4% a 2,5% entre 1987 y 2022, mientras que Porites pasó de 1% a 1,1%. En Tektite, la especie dominante retrocedió de 24,2% a 9,2%, y el coral mostaza aumentó su presencia de 1,5% a 4%.
Además, su tasa de reclutamiento fue significativamente mayor, con hasta 180 veces más larvas asentadas que Orbicella. Aunque sus colonias juveniles presentan una mayor mortalidad (29% anual frente al 10% de Orbicella), la elevada producción compensó esa pérdida, asegurando su supervivencia.
Implicaciones Para la Biodiversidad Del Arrecife
Sin embargo, los investigadores advierten que este cambio en la composición coralina podría tener consecuencias para la biodiversidad y funcionalidad del ecosistema marino. Mientras que Orbicella annularis aportaba una gran complejidad estructural por su tamaño y forma, el coral mostaza, más pequeño, tiene un impacto limitado en la arquitectura del arrecife.
La transición hacia especies más pequeñas y resistentes podría comprometer la diversidad biológica asociada y los servicios ecosistémicos que los arrecifes brindan, como refugio para peces, protección costera y captura de carbono.
Estrategias Reproductivas Clave Ante Un Futuro Incierto
El trabajo de Levitan y su equipo —incluyendo a investigadores de Oregon State University, University of North Carolina y California State University— destaca cómo la combinación de reproducción asexual, retención larval local y clonación ha sido clave para la persistencia del coral mostaza en un entorno amenazado.
“Esta especie es pequeña, madura rápido y puede reproducirse sin pareja. Esa flexibilidad le ha dado ventaja”, explicó Levitan. Edmunds, coautor del estudio, subrayó la importancia de continuar con el monitoreo a largo plazo: “Si dejamos de estudiar estos sistemas, perderemos para siempre partes críticas del mundo natural”.