El gobierno de Donald Trump intensificó recientemente su enfrentamiento con la Universidad de Harvard al revocar la certificación de esta institución en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP). Esta medida impide que Harvard inscriba a nuevos estudiantes internacionales, lo que representa un golpe importante para una universidad que depende en gran medida del alumnado extranjero.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció esta decisión el 22 de mayo de 2025, basándose en acusaciones de “incumplimiento de la ley” relacionadas con el manejo de registros estudiantiles y otros requisitos normativos. Harvard, sin embargo, ha calificado esta acción de “ilegal” y ha presentado una demanda para revertirla, señalando que la revocación afecta injustamente a miles de estudiantes y a la reputación de la institución.
Causas y Condiciones Impuestas por la Administración Trump
La medida contra Harvard es parte de una campaña más amplia del gobierno de Trump para controlar ciertas prácticas en universidades estadounidenses. En el caso específico de Harvard, la Casa Blanca ha exigido que la universidad realice cambios significativos en sus prácticas de contratación, admisión y enseñanza para abordar casos de antisemitismo reportados en el campus.
Además, el gobierno federal ha amenazado con revocar la exención fiscal de Harvard, congelar fondos y subvenciones gubernamentales que suman miles de millones de dólares, y limitar el acceso a visas para estudiantes extranjeros. En abril de 2025, Kristi Noem advirtió que si Harvard no facilitaba el acceso a los registros de estudiantes internacionales, se verían obligados a revocar su certificación SEVP, afectando así su capacidad para acoger a estos alumnos. La administración acusa a Harvard de incumplir con las leyes federales que regulan el manejo de estudiantes internacionales, aunque Harvard ha negado estas alegaciones y sostiene que ha cumplido cabalmente con todos los requisitos.
La Respuesta de Harvard y el Desafío Legal en Curso
Frente a esta acción, Harvard respondió rápidamente calificándola de una “violación descarada de la ley”. La universidad presentó una demanda contra el gobierno, buscando bloquear la revocación y mantener su capacidad para inscribir estudiantes internacionales. La controversia ha escalado hasta los tribunales federales, donde una jueza emitió una orden de restricción temporal que suspende la implementación de la medida de la Casa Blanca.
Esta orden protege temporalmente a los aproximadamente 7,000 estudiantes internacionales actualmente matriculados en Harvard, que constituyen el 27.2% de su población estudiantil. La universidad enfatiza que, aunque enfrenta esta crisis, continúa comprometida con mantener un ambiente académico diverso e inclusivo, y que cuenta con una sólida posición financiera para resistir cualquier presión externa. El caso se sigue desarrollando y podría sentar un precedente importante para el manejo futuro de políticas migratorias relacionadas con estudiantes internacionales en Estados Unidos.
Implicaciones para la Educación Superior y la Comunidad Internacional
Esta disputa no solo afecta a Harvard, sino que tiene repercusiones amplias en el ámbito de la educación superior estadounidense. La limitación de acceso para estudiantes internacionales podría afectar la diversidad cultural y académica de muchas universidades, además de tener impactos económicos significativos en las comunidades locales y en las propias instituciones. Harvard, reconocida por su liderazgo académico y su atractivo global, podría ver reducido su prestigio y capacidad de innovación si se restringe el acceso a talento internacional.
Asimismo, la incertidumbre sobre la política migratoria genera preocupación entre estudiantes y académicos extranjeros que planean estudiar o investigar en Estados Unidos. Esta situación refleja tensiones políticas más amplias y plantea preguntas sobre el futuro de la colaboración internacional en la educación y la investigación.