Brasil y China están considerando la construcción de un ferrocarril transcontinental que conecte el estado brasileño de Bahía con el megapuerto de Chancay, en la costa del Pacífico peruano. Este ambicioso proyecto tiene como objetivo optimizar las rutas de exportación entre Sudamérica y Asia, acortando hasta 10.000 kilómetros de trayecto marítimo en comparación con el tradicional puerto de Santos.
El plan cobra especial relevancia en el contexto de la creciente influencia de China en América Latina y su interés en asegurar rutas comerciales más directas. Para Brasil, este proyecto representa una oportunidad para diversificar sus vías logísticas y reducir la dependencia de sus puertos del Atlántico.
Según la ministra brasileña de Planificación, Simone Tebet, la construcción de este tren no solo beneficiará el comercio internacional, sino que también impulsará el desarrollo económico en regiones interiores poco atendidas. “Se trata de un proyecto que conecta intereses económicos con inclusión territorial”, afirmó en una reunión reciente.
Rechazo a la Ruta Amazónica y Nueva Opción hacia el Sur
Durante los estudios iniciales, una de las rutas analizadas implicaba atravesar la Amazonía, lo que generó fuertes críticas por el posible impacto ambiental. Como respuesta, el gobierno brasileño descartó esa opción para evitar el deterioro de la selva tropical y proteger los derechos de las comunidades indígenas.
En su lugar, se está considerando una ruta más al sur, que pasaría por los estados de Acre, Mato Grosso y Tocantins, conectando posteriormente con la Ferrovia de Integración Oeste-Leste (FIOL) en Bahía. Esta ruta ya cuenta con una infraestructura parcialmente construida y representa una alternativa más viable desde el punto de vista ambiental y técnico.
El respeto por el medio ambiente y la población local se ha convertido en una condición indispensable para el avance de este proyecto. Las autoridades han asegurado que los estudios de impacto serán rigurosos y estarán alineados con los compromisos internacionales de sostenibilidad.
Oportunidad para las Exportaciones y la Logística Regional
El nuevo corredor ferroviario permitiría transportar granos, minerales y otros productos brasileños hacia Asia de forma más eficiente. Actualmente, más del 30% de las exportaciones de Brasil salen desde el puerto de Santos, lo que genera cuellos de botella y sobrecostos.
El megapuerto de Chancay, en Perú, construido con una inversión de 1.300 millones de dólares por parte de China, está diseñado para convertirse en un hub logístico regional de gran escala. Su integración con un sistema ferroviario bioceánico permitirá una conectividad sin precedentes entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Expertos aseguran que esta obra podría transformar el comercio sudamericano, facilitando no solo la salida de mercancías a Asia, sino también promoviendo un mayor intercambio intrarregional entre los países del continente. Además, se reducirían significativamente los costos operativos y los tiempos de transporte.
Desafíos Técnicos, Diplomáticos y Financieros
Pese al entusiasmo, el proyecto enfrenta importantes retos. Uno de ellos es definir con precisión la ruta y los estándares técnicos de la obra, que abarcaría más de 4.000 kilómetros. También se deberán establecer los marcos legales para coordinar la participación de múltiples países en un solo esquema de infraestructura.
Otro punto clave será la financiación. Aunque China ha manifestado interés en apoyar la iniciativa, se requerirá una combinación de fondos públicos y privados, así como garantías legales para atraer inversiones internacionales.
El gobierno de Brasil estima que la construcción del tren podría tardar entre cinco y ocho años, dependiendo de la rapidez con que se resuelvan los temas técnicos y políticos. En los próximos meses, se espera que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aborde el tema durante su visita oficial a Pekín, donde se podrían definir acuerdos bilaterales cruciales para la ejecución del proyecto.
La colaboración entre Brasil y China en esta obra no solo evidencia el fortalecimiento de su alianza estratégica, sino que también coloca a América del Sur en una nueva posición dentro del comercio global.