Grecia, España e Italia enfrentan una escasez aguda de empleados en hostelería mientras los trabajadores exigen condiciones dignas.
Con la llegada del verano, el turismo en el Mediterráneo se prepara para su temporada alta. Sin embargo, en lugar de celebrar un nuevo auge de visitantes, países como Grecia, Italia y España se enfrentan a una crisis compartida: no hay suficientes trabajadores para cubrir las vacantes en hoteles, bares y restaurantes. En Grecia, por ejemplo, se calcula un déficit de hasta 80,000 empleados en todo el país, abarcando desde recepcionistas y cocineros hasta socorristas y camareros.
El problema no radica únicamente en la cantidad de vacantes, sino en las condiciones laborales que ofrece el sector. Jornadas extenuantes, turnos nocturnos, salarios bajos y contratos temporales de apenas tres meses alejan a quienes antes veían en el turismo una fuente segura de empleo. Como explica Dimitris Stathokostopoulos, propietario de un restaurante en Atenas, muchos trabajadores prefieren hoy en día empleos de oficina, con horarios más regulares y posibilidades de conciliación.
La Pandemia Cambió El Juego Laboral
La pandemia de COVID-19 fue un parteaguas para el sector. Durante los confinamientos, miles de trabajadores abandonaron la hostelería y no regresaron. Giorgos Hotzoglou, presidente de la Federación Panhelénica de Trabajadores de la Restauración y el Turismo, señaló que este fenómeno fue decisivo: “muchos empleados se fueron en 2020 y, cuando llegó el momento de volver, simplemente no lo hicieron”. Además, denunció que los trabajadores estacionales sólo reciben tres meses de subsidio por desempleo, lo que hace inviable subsistir el resto del año en un contexto de alza generalizada de precios.
Pero el problema no es exclusivo de Grecia. En Italia, se estima que el turismo tiene un déficit de personal de hasta el 20% en algunas regiones, mientras que en el sector agrícola faltan 100,000 trabajadores. En España, el presidente de la Asociación de Hostelería, José Luis Yzuel, reconoció que este verano quedará sin cubrir la mitad de las vacantes necesarias en restaurantes y bares: “faltan al menos 100,000 personas”, declaró.
Soluciones Parche: Migración Y Acuerdos Bilaterales
Frente al colapso del sector, el gobierno griego ha firmado acuerdos con países como Egipto, Vietnam, India y Moldavia para facilitar la llegada legal de trabajadores migrantes. Empresarios como Stathokostopoulos ya han comenzado a contratar a migrantes para cubrir los puestos, aunque sin cambiar las condiciones laborales que, en buena parte, generaron esta crisis.
Esta escasez de trabajadores también está vinculada a un fenómeno demográfico más profundo: la disminución de la población en edad laboral. En Italia, se proyecta que en la próxima década la fuerza de trabajo disminuirá en tres millones de personas. Grecia, al igual que otros países europeos, enfrenta un envejecimiento acelerado de su población que afecta sectores clave como la hostelería, la agricultura y la construcción.
Los Trabajadores Dicen Basta
Mientras los empresarios lanzan alertas sobre la falta de personal, los trabajadores alzan la voz exigiendo cambios estructurales. En Santa Cruz de Tenerife, hace menos de un mes, hubo una huelga del sector hostelero. Las demandas eran claras: sueldos dignos, jornadas humanas y condiciones laborales que no afecten la salud mental. El sindicato UGT denunció que el turismo, pese a ser un pilar económico, se sostiene sobre una fuerza laboral precarizada que cada vez está más harta.
El malestar se extiende también en redes sociales. La cuenta “Soy Camarero” en Instagram, con más de 400,000 seguidores, recopila diariamente testimonios de maltrato laboral en hostelería. Desde humillaciones hasta explotación extrema, las publicaciones reflejan una realidad que ya no puede ser ignorada.
Los expertos coinciden: mientras no se garantice un entorno laboral justo, ni los salarios ni los turistas serán suficientes para sostener al turismo en pie. Las condiciones actuales no ofrecen razones para regresar, y la solución no puede venir sólo de importar trabajadores de otros países, sino de reconstruir la dignidad del empleo local.