El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, falleció en Roma a los 88 años, pocas horas después de pronunciar su último mensaje durante la celebración de Pascua. En su última aparición pública, el domingo, no fue él quien leyó su tradicional mensaje desde el balcón de la Basílica de San Pedro, sino un clérigo asistente. Observando desde su silla de ruedas, sus palabras resonaron entre los miles de fieles congregados: un llamado a la unidad, la paz y la solidaridad con los más necesitados.
La noticia de su muerte fue confirmada la mañana siguiente por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano. “Francisco regresó a la casa del Padre”, anunció. Durante más de una década, Jorge Mario Bergoglio lideró la Iglesia católica con un estilo sencillo, centrado en los marginados y en la justicia social. Su pontificado concluye justo después de la Semana Santa, el período más solemne para los católicos.
Un Legado de Inclusión, Humildad y Diálogo
Desde su elección en 2013, Francisco buscó alejar al Vaticano del lujo, proponiendo una Iglesia más austera y cercana a los pobres. Fue un defensor firme del diálogo interreligioso, la acogida a migrantes y el papel de las mujeres dentro de la institución. También dejó huella con su enfoque hacia los fieles LGBTQ+ y su disposición a debatir temas controvertidos.
Sin embargo, no estuvo exento de críticas. Mientras que muchos lo aplaudieron por su apertura, otros lo señalaron como ambivalente, especialmente por su posición sobre el matrimonio homosexual o los casos de abusos dentro de la Iglesia, donde algunos esperaban una respuesta más firme.
Su papel fue determinante en eventos históricos, como el acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba. Visitó más de 60 países durante su papado, llevando siempre un mensaje de esperanza, inclusión y fe. Como primer jesuita en ocupar el trono de San Pedro, rompió esquemas y desafió las convenciones del Vaticano desde el principio.
El Proceso Tras Su Muerte
Con su fallecimiento, el camarlengo Farrell asume funciones temporales hasta la elección de un nuevo Papa. Confirmada su muerte por un médico, no se realizará autopsia. Su cuerpo fue colocado en un ataúd en la capilla de su residencia en Santa Marta, según su voluntad. El funeral está previsto para celebrarse entre el cuarto y sexto día tras su muerte, siguiendo los protocolos eclesiásticos.
El Vaticano informó que Francisco no será enterrado en la cripta de la Basílica de San Pedro, como es tradición, sino en la Basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo su deseo personal. También rechazó el uso de un catafalco y pidió un ataúd de madera sencillo, en contraste con los cofres triples usados habitualmente para los papas.
Dolor Global y Homenajes Internacionales
Desde que se conoció la noticia, miles de fieles comenzaron a congregarse en la plaza de San Pedro. En medio del silencio solo interrumpido por las campanas de la Basílica, muchos peregrinos, con lágrimas en los ojos, acudieron a rendir homenaje a un Papa que marcó sus vidas. La conmoción fue evidente entre personas de todo el mundo, quienes destacaron su carácter inclusivo y humano.
Líderes internacionales también expresaron su pesar. Desde Argentina, el presidente Javier Milei destacó su espiritualidad; Emmanuel Macron lo definió como “un hombre del lado de los más vulnerables”; Claudia Sheinbaum lo llamó un “humanista”, y Pedro Sánchez resaltó su compromiso con la paz y los más desfavorecidos. Incluso figuras del deporte, como el club argentino San Lorenzo, del cual era fanático, le dedicaron sentidos mensajes de despedida.
Francisco deja un legado complejo pero poderoso. A pesar de las tensiones dentro de la Iglesia y los desafíos globales que enfrentó, su figura representó un esfuerzo constante por acercar la fe a quienes más la necesitaban, manteniéndose fiel a sus raíces humildes y a su mensaje de amor al prójimo.