México se prepara para imponer aranceles de represalia a productos estadounidenses en respuesta a los aranceles del 25% recientemente aplicados por Estados Unidos. El gobierno mexicano planea anunciar los productos específicos afectados y otras contramedidas durante un evento público en la Ciudad de México el domingo. Esta demora sugiere que México podría estar buscando aliviar las crecientes tensiones comerciales desencadenadas por el presidente estadounidense Donald Trump.
La presidenta Claudia Sheinbaum criticó los aranceles estadounidenses como injustificados y advirtió que dañarían las economías de ambas naciones. El gobierno mexicano se ha estado preparando para este escenario desde enero, lo que indica que las medidas de represalia han sido cuidadosamente planificadas. La administración de Sheinbaum también rechazó las acusaciones de la Casa Blanca que vinculaban al gobierno de México con redes de narcotráfico, destacando los esfuerzos continuos del país para combatir el crimen organizado.
Como parte de estos esfuerzos, México ha intensificado recientemente sus acciones contra los cárteles de la droga, incautando cantidades significativas de fentanilo, desmantelando numerosos laboratorios de metanfetaminas y extraditando a figuras del narcotráfico a Estados Unidos. A pesar de estas acciones, las tensiones han seguido aumentando, y los nuevos aranceles amenazan con tensar aún más la ya compleja relación económica entre ambas naciones.
Las implicaciones económicas son particularmente altas para México, ya que aproximadamente el 80% de sus exportaciones tienen como destino Estados Unidos. Solo el año pasado, el comercio entre ambos países superó los 800 mil millones de dólares. Analistas económicos han advertido que unos aranceles prolongados podrían interrumpir los flujos comerciales, aumentar la inflación y, potencialmente, llevar a la economía mexicana a una recesión. Aunque el peso mexicano mostró signos de debilitamiento, los analistas del mercado observaron que la volatilidad del tipo de cambio se mantuvo moderada, posiblemente debido a la especulación de que Estados Unidos podría retirar los aranceles pronto.
Por parte de Estados Unidos, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, indicó que las negociaciones con funcionarios mexicanos y canadienses continuaban, lo que aumentó las esperanzas de una posible resolución. Lutnick sugirió que se podría anunciar un acuerdo pronto, aunque también indicó que era poco probable que fuera una simple pausa de los aranceles. Sin embargo, expertos en comercio expresaron dudas sobre la sostenibilidad de los aranceles, destacando el posible impacto en los consumidores y empresas estadounidenses, especialmente en términos de precios más altos para los productos importados.
La situación ha creado una gran incertidumbre en la frontera entre Estados Unidos y México, donde muchas empresas y trabajadores se preparan para posibles interrupciones. Se observaron largas filas de camiones en los cruces fronterizos, con conductores y fabricantes expresando preocupación por la pérdida de empleos y el aumento de los costos operativos si los aranceles se mantienen.
En México, la postura de Sheinbaum ha impulsado su popularidad, con muchos ciudadanos apoyando sus llamados a la soberanía nacional y a un enfoque equilibrado en las negociaciones con Estados Unidos. Su administración se ha enfocado en presentar a México como un socio igualitario y no subordinado en las discusiones comerciales.
Mientras las tensiones persisten, los economistas advierten que el conflicto comercial podría tener consecuencias de gran alcance para ambos países, desacelerando el crecimiento económico y complicando una relación bilateral ya delicada. Los detalles de las medidas de represalia de México serán observados de cerca el domingo, estableciendo potencialmente el escenario para una mayor escalada o un camino hacia la resolución.