Las tensiones entre Rusia y el Reino Unido han escalado nuevamente tras la decisión del gobierno ruso de expulsar a seis diplomáticos británicos, a quienes acusó de espionaje. Según el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), los diplomáticos expulsados estaban involucrados en actividades de inteligencia y subversión, las cuales habrían sido orquestadas por una división del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido. Esta acción, de acuerdo con el FSB, forma parte de un esfuerzo británico por infligir una “derrota estratégica” a Rusia.
Las autoridades rusas sostienen que los diplomáticos en cuestión mantenían contacto con medios de comunicación independientes y grupos de derechos humanos, que el gobierno ruso ha etiquetado como “agentes extranjeros”, una designación utilizada para organizaciones críticas del Kremlin. En respuesta a estas supuestas actividades, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia decidió revocar las acreditaciones de los diplomáticos y, finalmente, expulsarlos del país. Además, las autoridades rusas advirtieron que cualquier otro diplomático que se considere involucrado en acciones similares también enfrentaría la expulsión.
Por su parte, el Reino Unido ha rechazado enérgicamente las acusaciones, calificándolas de “completamente infundadas”. Según las autoridades británicas, la expulsión de sus diplomáticos está relacionada con una medida tomada en mayo, cuando el Reino Unido revocó las credenciales de un agregado de la embajada rusa en Londres y limitó las actividades diplomáticas de Moscú en territorio británico. En esa ocasión, el Reino Unido expulsó a un agregado de defensa ruso, alegando que actuaba como un oficial de inteligencia no declarado, y cerró varias propiedades diplomáticas rusas que, según el gobierno británico, se utilizaban para actividades de espionaje.
Este intercambio de expulsiones es parte de un patrón creciente de tensiones diplomáticas entre Rusia y las naciones occidentales desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022. El Reino Unido ha sido uno de los aliados más firmes de Ucrania en su defensa frente a la agresión rusa, lo que ha deteriorado significativamente las relaciones entre Londres y Moscú. En respuesta a la expulsión de su agregado en Londres, Rusia tomó medidas recíprocas expulsando al agregado de defensa británico de Moscú.
Según un análisis publicado el año pasado, los países occidentales, junto con Japón, han expulsado un total de 670 diplomáticos rusos desde el comienzo de 2022. Rusia, por su parte, ha respondido expulsando a 346 diplomáticos occidentales, una cifra superior a todas las expulsiones acumuladas en los últimos 20 años.
A pesar de este nuevo episodio en el conflicto diplomático, el gobierno ruso ha dejado claro que no tiene intención, por el momento, de romper relaciones diplomáticas con el Reino Unido. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, subrayó que la ruptura de relaciones no está en la agenda, aunque las tensiones siguen siendo altas.
Este desarrollo ocurre en un contexto de tensiones más amplias entre Rusia y Occidente, especialmente en torno a la guerra en Ucrania. Mientras tanto, el primer ministro británico, Keir Starmer, está de visita en Washington para mantener conversaciones clave, incluidas discusiones sobre la solicitud de Ucrania para utilizar armas suministradas por Occidente en ataques dentro del territorio ruso. Estas conversaciones se producen después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtiera que el uso de armas de largo alcance por parte de Ucrania podría empujar a la OTAN a un conflicto directo con Moscú.
Durante su viaje a los Estados Unidos, Starmer subrayó que el Reino Unido no busca un conflicto con Rusia, pero reafirmó su apoyo total al derecho de Ucrania a defenderse frente a la invasión ilegal de su territorio. Según Starmer, Rusia tiene la capacidad de poner fin al conflicto de inmediato retirando sus fuerzas de Ucrania, pero mientras esto no ocurra, el Reino Unido continuará brindando apoyo militar y logístico a Kyiv.
La posibilidad de que Ucrania pueda utilizar misiles de largo alcance para atacar objetivos dentro de Rusia ha sido un tema delicado en las relaciones entre Ucrania y sus aliados occidentales. Aunque se espera que este tema esté en el centro de las conversaciones entre Starmer y el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, los analistas consideran poco probable que se anuncien cambios inmediatos en la política de Estados Unidos respecto a este asunto.
La guerra en Ucrania sigue configurando el panorama diplomático internacional, y las expulsiones de diplomáticos son solo un reflejo más de las crecientes tensiones entre Rusia y los países occidentales que apoyan a Ucrania. Las implicaciones de estos movimientos diplomáticos aún están por verse, pero es evidente que la distancia entre Moscú y Londres se sigue ensanchando a medida que la guerra se prolonga.