América Latina experimenta un cambio significativo en su estructura de pagos, desplazando gradualmente el uso del efectivo hacia opciones más digitales y rápidas. Según un reciente informe de Payments and Commerce Market Intelligence (PCMI) y Kushki, el auge del comercio electrónico y los avances en tecnología están moldeando un nuevo horizonte para la región. Este estudio, titulado “Los pagos en América Latina en el año 2024: La tecnología marca el futuro”, destaca que la región registró un volumen impresionante de 509,000 millones de dólares en comercio electrónico durante 2023, marcando un aumento del 27% respecto al año anterior. Asimismo, la inclusión financiera ha visto un salto del 54% en 2017 al 85% en 2023, potenciando significativamente el acceso al comercio digital.
El informe subraya la diversidad en la adopción y evolución de los pagos digitales en distintos países. Mientras algunos países están avanzando rápidamente, otros enfrentan desafíos significativos relacionados con la sofisticación de los sistemas de pago y la necesidad de adaptaciones locales. “Los pagos rápidos aún están en desarrollo, careciendo de la sofisticación de las tarjetas establecidas para compras presenciales”, señala el estudio, poniendo de manifiesto la necesidad de modernización continua.
Los métodos de pago alternativos, como Pix en Brasil y Dinero Móvil (DiMo) en México, se están consolidando como opciones preferentes, impulsando notablemente las transacciones transfronterizas. Estos métodos ya representan más del 40% del volumen del comercio electrónico. No obstante, la transformación no está exenta de riesgos; el fraude sigue siendo un problema grave, con pérdidas que alcanzan aproximadamente el 20% de los ingresos totales del comercio electrónico. En este contexto, la inteligencia artificial generativa es vista como una herramienta crucial para combatir estas amenazas y asegurar un entorno de pagos más seguro.
América Latina se encuentra en un punto de inflexión, donde la innovación en pagos digitales podría determinar el futuro económico de la región. Mientras los avances tecnológicos prometen un escenario más inclusivo y eficiente, los desafíos persistentes subrayan la necesidad de enfoques adaptados y vigilancia constante para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. El progreso continuará siendo una mezcla de oportunidades emergentes y obstáculos que requieren atención meticulosa y soluciones innovadoras.